Todas las cosas pendientes van desde arreglar placares, libros, hasta adelgazar, conseguir novio, mejorar mis finanzas, ahorrar, mudarme de casa o cambiar el auto.
Muchos de estos sueños implican del factor suerte, pero siempre están acompañados de nuestra actitud. Si quiero cambiar el auto me demandará que averigüe cuál es el que quiero, dónde lo venden, cuánto sale, cómo lo puedo pagar, y si tengo el dinero disponer para él o bien buscar la manera para pagarlo. Desgraciadamente aunque tenga mucha suerte el auto no me caerá del cielo directo al garaje de mi domicilio.
Entonces vayamos de una cosa por vez, ya que todo es mucho.
Me adhiero al artículo de la semana pasada de Perla Dieminger y agrego que los proyectos tienen que ser planeados, así como los cambios paulatinos, para ser sostenibles.
El cambio de hábitos no es fácil, por tanto sugiero siempre que hagamos una lista de las cosas que nos serían fáciles de realizar como por ejemplo, la limpieza del placard para luego avanzar un casillero más e ir por lo que me cuesta un poco más, que sería, por ejemplo, revisar cada 15 días mi guardarropas, esto implica un mayor esfuerzo y continuidad. Luego ocuparme de mis prendas por ejemplo, llevarlas a la modista, los calzados al zapatero o prendas especiales a la tintorería. Hasta probar cambios de prendas o formas de vestirlas. Cambios de estilo o de look.
Vamos de a poco ganando confianza para poder realizar y sostener cambios a largo plazo. Hay que crear un hábito, pero antes modificar los pensamientos y creencias, para poder resistir y vivir con los nuevos cambios.
La idea es que nos reconozcamos más allá del exterior, nuestros avances, ya que somos nosotros mismos los más crueles con nosotros mismos y sabemos cuánto nos cuesta avanzar. Y darnos una recompensa, algo que no haga daño a nuestro cuerpo a nuestras finanzas a nuestro entorno.
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Analía Polasek
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