La temperatura, la humedad y las lluvias (en ese orden), sumado a la falta de limpieza de patios, contribuyen a que en Misiones las enfermedades vectoriales hayan llegado para quedarse. Así lo aseguró el director general de la Oficina de Prevención de Riesgos ante Fenómenos Naturales de la Municipalidad de Posadas, Favio Cabello. El experto indicó a este Diario que la población debe estar al tanto para tomar precauciones, luego de los altos registros de índices larvarios “infectados con Dengue” que arrojó la edición 23 del Levantamiento de Índices Rápido de Aedes aegypti (LIRAa). Así como sube la temperatura, suben las precipitaciones en un fenómeno constante de tropicalización del clima en nuestra región. En ese contexto, la aparición de enfermedades como el Dengue, Leishmaniasis, Esquitosomiasis (de los parásitos terrestres como el caracol), no ocurren de forma aislada. “Este año es un tiempo en el que ha crecido ese caldo de cultivo de las enfermedades vectoriales, porque tuvimos muchas lluvias de marzo a mayo provocadas por el fenómeno de El Niño. Luego hubo una precipitación drástica durante el invierno, pero nuevamente llegaron las precipitaciones extraordinarias para esta última época del año. Si se suma el nivel de todas las lluvias de este 2017, hablamos de más de 2.600 mm, siendo que la normal es de 1.750 mm en promedio. Si a eso agregamos que hubo un invierno suave, con temperaturas más altas de lo normal en julio, agosto y septiembre, todo genera un contexto especial para el rebrote del dengue. El actual índice larvario es igual al que provocó el brote epidémico de enero de 2016”, subrayó Cabello.Para paliar este efecto, el meteorólogo indicó que este verano podría ocurrir un atenuante por una menor cantidad de lluvias, aunque las larvas y los huevos de los mosquitos están en un gran número en las zonas periféricas de la ciudad. “Vamos a estar bajo la influencia de La Niña, por lo cual habrá una sequía que puede ser baja, moderada o alta. Eso ayudaría al achicamiento de los humedales o la evaporación de agua de reservorios donde se reproducen los mosquitos”. Pero remarcó el alarmante índice larvario que registró el último LIRAa.Cambios en el climaHay factores locales o interanuales que pueden acentuar los procesos de reproducción de los mosquitos. Al respecto, Cabello subrayó que desde 2012 en adelante, el planeta ha tenido los años más calurosos desde 1850, según la publicación de la Administración Nacional de la Atmósfera y los Océanos de Estados Unidos, que recoge información de todo el globo. Indicó que las precipitaciones se vienen incrementando desde la década del ’60. “Partimos de 1.500 mm anuales para llegar hoy a los 1.750 mm de lluvias en nuestra región”. Las áreas más comprometidas son las subtropicales y las templadas. En el caso de la República Argentina, desde el Litoral hasta la zona de la Patagonia. La frontera térmica se dirige hacia los polos, y con ese corrimiento avanzan los vectores. “Cuando antes la temperatura media normal de Iguazú era de 21 grados, ahora es un grado más alta”, puntualizó. Finalmente recomendó que la gente debe continuar con la limpieza de patios y evitar que se generen reservorios, como así también a combatir los mosquitos que aparecen en la casa y usar repelentes durante todo el día. “El Aedes aegypti puede desplazarse hasta los 100 metros de donde eclosionó el huevo, por lo cual cuando detectamos uno en el hogar, provino de nuestro patio o de la casa de algún vecino”. Zonas críticasTras el último LIRAa se conocieron cuáles son las zonas más críticas de la ciudad en relación a sus índices aédicos: el primer lugar lo ocupó la delegación de Villa Cabello, seguida por la zona de Dolores Norte, Itaembé Miní Este, Miguel Lanús e Itaembé Miní Oeste. Sobre esas zonas se centran los trabajos de control de foco y eliminación de criaderos con la intención de bajar dichos índices cuando falta poco menos de un mes para el inicio del verano.“El LIRAa nos aporta información para saber en qué delegación intervenimos primero. El último nos informó de que debemos intervenir Villa Cabello”, había indicado en diálogo con PRIMERA EDICIÓN el director del Instituto de Control de Vectores, Fabián Zelaya. Como la delegación abarca desde San Martín hacia el Oeste y del río Paraná hasta la avenida Martín Fierro, se trabaja en las zonas más críticas. En este caso, según indicó Zelaya, se trabajó en todas las manzanas de la chacra 141, una de las zonas más complicadas.“Se hizo control focal, eliminación de criaderos y descacharrado para tratar de eliminar los criaderos y aquellos potenciales con estas lluvias”, remarcó Zelaya.Sobre las ovitrampas, Zelaya indicó que se colocaron entre 185 y 190 puntos en toda la ciudad. Por cada punto hay dos ovitrampas por lo que hay cerca de 400 ovitrampas colocadas y monitoreadas.“Nos da un dato semanal de la oviposición. Esos datos los interponemos con los datos del LIRAa y así redireccionamos las acciones. La ovitrampa nos da un dato relevante mucho más fresco”.




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