Tiempo de Adviento de preparación celestial. El Adviento es el tiempo litúrgico que precede a la Navidad. Es un tiempo de tareas a realizar, de limpieza, reflexiones, balances, emociones, pensamientos, sentimientos y asignaturas pendientes que requieren de nuestra total voluntad para ordenar, finiquitar, resolver, sanar, equilibrar y por sobre todas las cosas tomar real y absoluta conciencia de que la Paz, de la que tan fácilmente hablamos muy emocionados en esta época del año, es un Compromiso y responsabilidad de nuestro yo interior. Ya que es imposible pretender lograr la paz exterior, desearla para el mundo entero sino alcanzamos conquistar la paz interior.En este período, el aire cambia, también el humor de las personas que se preparan para la festividad anual más importante en todo el mundo, pero entre el trajín de compras, arreglos, regalos, preparativos gastronómicos y la ropa acorde a la ocasión, en la gran mayoría de los casos se diluye el sentido esencial de estas fechas, olvidando que hay un preparativo más profundo, interno y primordial al cual estamos convocados a realizar los seres que ansiamos algo más que la fiesta de Navidad.El Adviento es un tiempo muy especial, se encienden luces, se preparan los milagros, la oscuridad se disuelve y los ángeles descienden a raudales llevando bendiciones y dones de amor. El Padre se apronta para enviar a todos, pero todos, sus regalos y estos son supremos para bendecir a la Tierra y a todos los hombre de buena voluntad. ¿Por qué?, porque pronto llegará el que ha nacido en Belén. Pero ¿Por qué este derroche de bendiciones, luces, aromas todo el fulgurante poder de los ángeles?, porque en ti debería nacer Él, en ti está la cuna, en ti está el pesebre de amor.Límpialo, ordénalo y repáralo. Es tu corazón. Recuerda estas tres palabras y grábatelas a fuego: limpia, ordena y repara tu corazón, pues allí debe permanecer el que de lejos ha llegado para imperar en tu corazón y en toda la creación.A estas alturas, la pregunta obligada es ¿cómo hacemos para, limpiar, ordenar y reparar nuestras vidas y corazón a las puertas del siglo XXI? En principio debes aquietarte, respirar profundo e invoca a la esencia divina: Dios, Yavhé o con el nombre que tú los conoces y solicítale que desde la luz que irradia su corazón te envuelva con la llama azul del poder y la voluntad divina para que -de manera firme-, te propongas metas y las puedas realizar. Pídele fortaleza envuelto en esa luz, para no decaer en tus propósitos. Visualízate junto al ángel de los buenos propósitos, estará allí.Si tu lo pides, inspirándote propósitos nobles y metas, tu amado Ser Supremo te ayudará a cumplir. Este ángel tiene la misión de sostenerte si llegaras a flaquear. (Continuará).ColaboraMaría Ysabel [email protected]én en FB.03764-4275189





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