¡Hola queridos amigos!¿Se acuerdan cuando en mi primera entrega explicaba que la parte nuestra que es a imagen y semejanza de Dios, eran nuestros pensamientos y sentimientos? Dije también que esa “esencia nuestra”, cuando toma un cuerpo para transitar esta experiencia en la Tierra, viene a aprender y que es de donde más aprendemos. Es de nuestros errores, lo que nos dice es que, a eso que llamamos alma, es perfectible. He aquí la razón por la que nos encontramos semanalmente en este espacio que di en llamar: “Escuela de Pensamiento”, casualmente para tratar de ayudarlos en este camino del perfeccionamiento de nuestra manera de pensar y sentir.Tu esencia es mi esenciaTransitar sólo quiero tu senderosin otra compañía que tu amor ilimitado.Cobíjame dentro de Ti,cuando el cansancio llegue.Insúflame con tu aliento,cuando pierda yo el mío.Ilumíname con tu luz,Cuando las tinieblas no permitan distinguir tus trazos.Tápame los oídospara las melosas palabras del indigno.Cúbreme con tus brazoscuando atraviese las gélidas estepas del sentimiento humano.Dame Tu ardiente Amor que derrita los hielos que cubren su esencia,Y al llegar a ella bailemos gozosos danzas en tu honor.Alabemos tu nombre con fervoren el mismo instante en que su conciencia realice el saber que tu esencia y su esencia son la misma que al Universo sustenta.Cuando releo esta poesía, me sacude como cuando la recibí, es muy fuerte para cualquier individuo realizar el saber que sus pensamientos y sentimientos, o sea su esencia, es la misma que la de Dios y toda su Creación; y que en Su magnanimidad nos ha otorgado el libre albedrío.Pensaron ustedes alguna vez cómo el Padre Celestial nos ama y la confianza absoluta que tiene en la humanidad como para al hacernos a Su imagen y semejanza darnos Su mismo Poder. Lo que es a mí, este saber hace estremecer de amor hasta la última de mis células y es por eso que estoy abocada a tratar de perfeccionarlos y pido al cielo me de las palabras exactas que resuenen en ustedes y les trasmitan su importancia.Solo para corroborar esto último, les haré una pregunta: ¿cómo lo alcanzamos a Dios? La respuesta es: con nuestros pensamientos. Aquí reside el poder que ellos tienen. Cuán importante es, entonces, la calidad de pensamiento con que alimento mi alma.Había dicho también que los pensamientos son eléctricos y las emociones magnéticas, por lo que atraíamos hacia nosotros lo mismo que pensamos. El tema es, sabiendo todo esto, cómo hacemos para cambiarlos cuando tenemos la mente acostumbrada a pensar de una cierta manera, y no hay nada que produzca mayor apego, incluso si a veces nos dañan, por lo que persistimos en sostenerlos.Tan difícil de realizar es esto, que hay personas que les toma toda una vida el hacerlo, y la mayoría se va de ésta sin haberlo logrado.Les daré un pequeño truco para ayudarlos en esta tarea, pues sabemos que no podemos cambiar instantáneamente nuestros sentimientos con sólo decidir hacerlo.Según el psicólogo Willians James, acción y sentimiento van juntos; entonces, regulando la acción que está bajo el dominio directo de la voluntad, podemos regular indirectamente el sentimiento que no lo está.Esto quiere decir que, cambiando nuestras acciones, cambiarán nuestros sentimientos.Aquí también es requerida una práctica, la de actuar bien en cada circunstancia que la vida nos presente, por obra de nuestra voluntad hasta lograr cambiar el mal hábito mental. De esta manera iremos modelando nuestra vida, volviéndonos constructores conscientes de nuestros destinos.Continuaremos en la próxima con este tema tan apasionante como inexplorado por el hombre, que acude a tratar de cambiar los malos hábitos mentales y las creencias que se acumulan en su inconsciente, cuando éstas ya han hecho estragos en su psiquis y/o en su cuerpo o en su entorno.ColaboraGraciela del CarmenZaimakis de AbrahamEscritora





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