Señora Directora: Los altos costos que demanda el mantenimiento de la estructura jerárquica en nuestro sistema democrático, debido a los exagerados índices correspondientes a impuestos y aportes que deben afrontar principalmente los comerciantes y empresarios, los que sumados a servicios, tasas y alquileres por demás elevados, hacen que se produzcan desequilibrios económicos.No se condicen las elevadas remuneraciones de quienes no las justifican laboralmente, contra los bajos sueldos de los que diariamente exponen su estado físico –incluso psíquico- para lograr el sustento familiar.Hace años se habla de la pobreza, pero nadie se hace responsable de que la misma siga creciendo, a tal punto que se observa una “intención” para lograr resultados a cambio de la misma.Pareciera que nuestra sociedad ya se acostumbró a que esto suceda y no analiza que a mayor pobreza tendremos mayores problemas, como ser: ocio, enfermedades, inseguridad, desnutrición, vicios (alcohol, tabaco y juegos de azar) y, lo peor, “poco o ningún ánimo para trabajar”.La sociedad –todos y cada uno de nosotros- es la responsable en permitir que exista esa especie de “casta humana” que busca permanentemente perpetuarse en un cargo, en una función pública, a través de la cual consigue sin mayor esfuerzo disfrutar de una vida a pleno, sin importarle lo que sufren miles de desprotegidos.El haber permitido una inmigración descontrolada y sin exigir las mínimas condiciones, tanto de salud como de conocimientos laborales, ha sido una irresponsabilidad cuyo costo lo soportamos en forma conjunta entre todos los que pagamos nuestros tributos.Muchos empresarios se quejan por la falta de personal comprometido con el trabajo, que sea responsable y que tenga preparación y conocimientos en tareas específicas. Las excusas del incumplimiento son diversas y rebuscadas.Todavía falta un acuerdo nacional para equilibrar las remuneraciones de todos los trabajadores y el blanqueo de las mismas, lo que beneficiaría tanto a la patronal como al trabajador, porque lamentablemente existen sectores privilegiados que demuestran diferencias remunerativas abismales en muchos casos.Y después de haber trabajado toda su vida, llega el momento de la jubilación que, en vez de ser una satisfacción, pasa a ser una preocupación por los descuentos que sufre su ingreso habitual y más aún sabiendo que “los de arriba” seguirán percibiendo un buen ingreso cuando se jubilen.En el caso de los empleados públicos misioneros y que aportan al Instituto de Previsión Social (IPS) los descuentos fueron sufriendo modificaciones a diferencia de las demás provincias argentinas, según el siguiente detalle:Hasta julio de 1995, el 11%.Desde agosto de 1995 el 14%.Desde mayo de 1999, el 16%.Desde noviembre de 1999, el 18%.Desde enero de 2000, el 19%.Y se suman la conocida e interminable “emergencia económica”, la cual nunca tuvo fin, pero afecta al trabajador que soportó esos descuentos durante años, más el famoso “13%” (devuelto sin actualización) ; el Impuesto Solidario de Emergencia (ISE) según Ley 3.201, de julio de 1995; el Impuesto Extraordinario Transitorio de Emergencia (IETE) según Ley 3.310, de julio de 1996.A todo esto, los sueldos siguen siendo insuficientes, pero el ingreso de personal continúa como si sobrara dinero.Cuando los argentinos tengamos nuevamente un índice elevado de personas instruidas y capacitadas, con el conocimiento suficiente de sus derechos, pues ahí comenzará el país a vivir una nueva etapa de verdadera democracia. ¡Será Justicia!
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