La “Gira de Invierno”, una pasión insaciable por la chipa y la obsesión por las mezclas culturales trajo a Mariano Godoy, cantautor, poeta y compositor reconocido por abordar el bandoneón desde una óptica timbrística y experimental, sacando al instrumento de su encasillamiento en el tango y proyectándolo a nuevos horizontes, a la tierra colorada, donde obviamente pidieron escucharlo, por ello se presentará el próximo viernes, a las 21.30, en el Centro Artístico Mandové Pedrozo.Tierna y melancólica, alegre, inquieta y serena, sean quizá los adjetivos para calificar su música, para la que escogió un bandoneón y su voz como protagonistas, insistiendo en el género de la canción e intensificando su búsqueda sin perder la inocencia y la visceralidad.Dueño de una gran humildad, el oriundo de Remedios de Escalada, al sur de la provincia de Buenos Aires, contó a PRIMERA EDICIÓN que será un concierto que incluirá “algunas versiones de temas de tango, de Spinetta, con la particularidad de que lo que hago es cantar y tocar el bandoneón, instrumento que le da a la música una característica si se quiere ciudadana, argentina, y que aprovecho para acercarme al tango o a alguna canción versionada en ese formato, como puede ser una de Spinetta”.“Siempre compuse, soy cantautor, toco la guitarra, pero en un momento de mi vida me enganché con el bandoneón, me parecía atractivo, lo escuchaba a través del tango pero lo que me gustaba era el sonido; una vez se canceló un ensayo en una sala donde íbamos a tocar y terminé en la casa del pianista, donde por primera vez lo oí desde cerquita. Faltaba una semana para mi cumpleaños y había heredado un dinero de mi abuela, simplemente se dieron todas las cosas, sin pensar fui y me compré uno”, recordó el músico.Por aquel entonces “tocaba la guitarra cuatro horas por día, era profesor y mis amigos me decían no te enganches con el bandoneón, es un instrumento complicadísimo, pero las circunstancias hicieron que todo fuera como mágico. Tenía en mi habitación el amplificador, los pedales, el wawa, la distorsión, me gustaba el rock más fuerte y cuando llevé el bandoneón lo apoyé al lado de todo eso, pasó un mes y ya estaba tocando todos los temas que me gustaban con él, conectando todos los amplificadores a la distorsión, fue natural. Hoy por hoy mucha gente me dice ‘qué buena búsqueda, que buena fusión’, pero no fue una búsqueda, el bandoneón cayó en un contexto que ya estaba armado, que creo que tiene que ver con mi edad y mi generación”, reflexionó Godoy. “La primera situación fue trasladar las cosas de guitarra al nuevo instrumento, después me dediqué a estudiar con grandes maestros y, paralelamente, hice la carrera de Licenciatura en Composición, pero la primera impresión fue como intuitiva”, confesó.Una lucha, una pasiónCon una gran juventud a cuestas, Mariano Godoy va por la vida intentando sacar el bandoneón de su encasillamiento en el tango y, obviamente, este es todo “un desafío, es una situación extraordinaria que llegue a un lugar y me digan ‘qué haces’, ‘canciones de rock’, y saco el bandoneón; a veces abre puertas, muchos lo valoran como algo distinto, que está buenísimo, es original y de alguna forma entienden que al ponerle el bandoneón al rock de alguna manera se argentiniza, que suena más cerca; otros lo ven lejano a un estereotipo de lo que se hace y no te deja entrar; es una lucha constante, porque del lado del tango es muy rockero lo que hago y del lado de la canción es muy tanguero”, apuntó.“Me pasó, por ejemplo, cuando vino ‘Buena Vista Social Club’, la orquesta de los cubanos a tocar en el Luna Park, que les gustó lo que hacía y me llamaron; pasó lo mismo con Toquinho, es como si de afuera para dentro lo vieran como la identidad de Argentina puesta en la canción”; observó el artista, que supo compartir su música también con Andy Kusnetzoff, cuando lo llamó para sumar su arte a la obra de teatro con la que trabajaba.Más allá del escenarioActualmente, y paralelo a su carrera como solista, Godoy se desempeña como docente en el Conservatorio Nacional Argentino “Julián Aguirre”, y es director de la Orquesta Escuela de Bandoneones. Además realiza talleres por todo el país, en paralelo con su carrera de poeta y autor. También escribió obras musicales para televisión, publicidad, cine y teatro y sus composiciones se presentaron en Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia, España, Francia, Bulgaria y Suiza.Entre sus últimos trabajos se destaca el premio Bienal Arte Joven 2013, otorgado por la Ciudad de Buenos Aires al grupo Antiescéptico y su disco “La hora de los sueños”, su participación como bandoneonista en la obra “Happy Hour”, de Andy Kusnetzoff y su espectáculo performático “La Jaula”, recientemente presentado en el Festival “Santiago a Mil” y en el Teatro Opera Allianz como artista Invitado de Lindsey Stirling.





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