Los años perdidos de tratamiento hasta llegar a un diagnóstico de discapacidad no pueden ser recuperados. Así lo advirtió ayer el médico fisiatra Roberto Gisin en el marco del Foro Provincial de las Personas con Discapacidad, que tuvo lugar en la Cámara de Diputados. Con la sala colmada de participantes, entre estos chicos y jóvenes con discapacidades, docentes, técnicos y profesionales que trabajan con ellos, se desarrolló ayer este foro provincial impulsado por la diputada Silvia Rojas y escoltada por sus pares Carlos Báez y Hugo Escalada. “Queremos una sociedad inclusiva e integrada, como establece la Ley 64 sancionada por unanimidad por este cuerpo legislativo”, manifestó Rojas al tiempo que destacó la necesidad de trabajar en esta temática para poner en visibilidad la problemática de la población discapacitada. “Todos deberíamos tener las mismas oportunidades y, para que eso sea posible, no alcanza con igualdad de derechos sino que, además, el Estado debe equiparar las diferencias. Por eso hablamos de trabajar en la equidad y en la verdadera integración e inclusión de las personas con discapacidad”, señaló Rojas.Tiempo perdido En este ámbito, disertaron el responsable del Servicio de Rehabilitación del Hospital Madariaga, el médico fisiatra Roberto Gisin, que abordó detección temprana de la discapacidad; el licenciado en psicología Ramiro Giuliani quien se refirió al abordaje y convivencia con la discapacidad; y responsable del Programa Provincial de Salud Sexual, Norma Miño, quien habló sobre salud sexual y reproductiva. El médico especialista en pediatría y en fisiatría, Roberto Gisin, diferenció el concepto de enfermedad y discapacidad, “una deficiencia puede provocarnos una enfermedad y ésta puede convertirse en una enfermedad discapacitante, pero la discapacidad no es una enfermedad. Una persona con diabetes, por ejemplo, no es discapacitada pero puede ocurrir que pierda una pierna o la visión por esta enfermedad y ahí sí estamos ante una o más discapacidades. Cuando esa discapacidad o alteración impide a la persona hacer actividades normales estamos ante una minusvalía, estos casos son los que son sujetos de la pensión por discapacidad”. Según indicó, son los padres o abuelos los primeros en darse cuenta que algo no anda bien con el niño y acuden al médico pediatra “pero no siempre el pediatra asigna la importancia adecuada a esta consulta, es frecuente que digan que hay que darle más tiempo al niño o que solo es más tranquilo o callado que otros chicos. Lamentablemente, los pediatras no suelen ver los síntomas en forma temprana, ya sea porque no saben buscar o no reconocen la discapacidad o porque tienen 70 chicos con gripe, neumonía y gripe A esperando para ser atendidos”. Señaló además que también las escuelas y las maestras son pilares tanto de la rehabilitación como de la detección de la discapacidad, no es casual que una gran parte de los chicos son diagnosticados a la edad del inicio escolar. “Estos años de tratamiento perdidos hasta llegar al diagnóstico no se pueden recuperar. Cuando más rápido empecemos el tratamiento, mejor será la respuesta que logremos. La estimulación temprana es clave”, aseveró. Gisin cuestionó la gran cantidad de niños con discapacidades motrices, visuales o auditivas que no están incluidos en escuelas comunes, pese a no tener un problema cognitivo, “la inclusión educativa cuesta mucho, sobre todo en el interior de la provincia, donde los muchos chicos son enviados a la escuela especial en casos donde no corresponde”.En este sentido, indicó la necesidad de la inclusión temprana al sistema escolar, “ya sea con adaptación curricular, metodológica o material, permitiendo el uso de sillas especiales en las escuelas, utilizando métodos de evaluación especiales (por ejemplo, exámenes orales), el uso de tecnología que les facilite a los chicos el aprendizaje sin tener que escribir de puño y letra (como las tablets o netbooks)”.





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