El martes 13 de junio será asueto en el Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya” en conmemoración del nacimiento del padre Antonio Ruiz de Montoya, sacerdote jesuita del cual lleva el nombre.Según recordó la docente Liliana Mirta Rojas, la vida de Antonio Ruiz de Montoya transcurrió entre 1585 y 1652. Nació en Lima, capital entonces del Virreinato del Perú, del cual formaba parte la extensa región del Río de la Plata. Su entrada a la Compañía de Jesús, instalada desde 1607 con su Provincia del Paraguay -cuya capital fue Córdoba-, lo alejó del Perú y le permitió trabajar con los guaraníes durante casi treinta años; y a favor de ellos lo vemos actuar en Asunción, en el Guayrá y en Madrid. En cada lugar, además de evangelizar, escribió.Desde Asunción fue enviado a evangelizar al Guayrá. Ya en su destino fortaleció el aprendizaje de la lengua de los “señores de la palabra”, el guaraní, volcándola en escritos: Arte, Vocabulario, Tesoro y Catecismo. Él mismo dirá de esa lengua recién aprendida y volcada a signos gráficos: “Tan propia en sus significados…tan propia es, que desnudas las cosas en sí, las da vestidas de su naturaleza”.En el Guayrá fundó y organizó reducciones, se convirtió en Superior de sus compañeros, debió sufrir los ataques bandeirantes y ver destruida su obra; organizó el penoso Éxodo Guayreño que permitió la reubicación de San Ignacio Miní y Nuestra Señora de Loreto, a orillas del arroyo Yabebirí, actual provincia de Misiones, en 1632.Fue designado representante de las autoridades jesuíticas ante el rey de España, para, junto al jesuita Francisco Díaz Taño, realizar gestiones a favor de la libertad de los indígenas y, sobre todo, que se les permitiera el uso de las armas de fuego para defenderse de los ataques paulistas.





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