Realmente, una pareja son dos sistemas familiares mirándose mutuamente con un montón de historias que se interconectan de maneras insospechadas. Cada integrante de la pareja tiene atrás a su padre y a su madre, a su vez cada uno de ellos tiene atrás a su padre y a su madre -los abuelos-. Así vemos como dos se hacen cuatro y cuatro se hacen ocho, las líneas materna y paterna forman nuestras raíces, nuestros ancestros. Detrás de cada uno de los miembros de la pareja están los sistemas familiares de cada uno, por eso decimos que la pareja es una comunidad de destinos. Son más que dos, son los sistemas familiares de cada uno de ellos. Con sus lágrimas y alegrías, dolores y exclusiones, secretos y limitaciones.Una pareja se forma porque ambos sistemas necesitan relacionarse para darse mutuamente lo que cada uno necesita del otro porque no lo tiene o no lo conoce. La pareja entonces viene a ser un espejo que le muestra al otro lo que éste no es capaz de ver de sí mismo y de su propio sistema familiar. A veces se eligen parejas desde lo que nos falta, a veces se elige como repetición del propio sistema familiar. Otras veces como compensación de lo que no hubo en el propio sistema, por eso decimos que las coincidencias no son tales, nos muestran algún desorden de nuestros ancestros, esto solo sucede para que sea visto. Muchas parejas están despiertas para poder ver estas repeticiones, y no repetir destinos. Esto implica pagar un valor de hacerlo diferente. El precio de no ser aceptado.¿Estás despierta a mirar al espejo, a mirar al otro y descubrir qué te trae de tu propio sistema que no podés ver o lo ves a través del otro? Estar en nuestro lugar es poder decir: “Te tomo tal como eres” y “No trato de cambiarte”.Mirar al otro tal y como es, aceptarlo con su luz y con su sombra es aceptarnos también a nosotros mismos de igual manera. ColaboraPatricia [email protected] Facebook: Patricia Monica Couceiro 3764 829015





Discussion about this post