En Juan 20, 1-7, nos dice que cuando María Magdalena, el domingo muy temprano volvía del sepulcro, se encuentra con dos discípulos de Jesús y les dice: “se han llevado el cuerpo del Señor del sepulcro, y no sabemos dónde lo han puesto”. Corrieron éstos y al llegar al sepulcro vacío, vieron las vendas en el suelo y el sudario que había cubierto la cabeza del Maestro, doblado en un lugar aparte. Como dijimos en entregas anteriores, ningún detalle de la vida de Jesús, deja de tener significado, pues todo en Él, desde su hablar hasta sus actos son simbólicos, y el plegado del sudario encuentra su raíz en la tradición hebrea de esa época y que aún hoy se repite en el ritual de las misas católicas, con el doblado de la servilleta. Según esta tradición, el siervo debía poner la mesa para la cena, exactamente de la manera en que el Maestro quería, luego debía esperar fuera de la vista de los comensales y no se atrevía a acercar a la mesa hasta que el Maestro hubiese terminado, y para que el criado se enterara, anudaba la servilleta y la lanzaba sobre la mesa. Ahora, si el Maestro se levantaba de la mesa y dejaba la servilleta doblada junto a su plato, el siervo entendía: “no he terminado, volveré”. En cada Pascua celebramos el pasaje de la muerte terrenal de Jesús a la vida eterna y esperamos gozosos la vuelta de ese Jesús que se corporizó antes de ascender a los cielos, depositando nuestras esperanzas en un futuro que está fuera de nosotros, si es que dejamos de lado la primer parte del significado del mensaje del sudario plegado: “no he terminado”.Para desarrollar esto último, recordaremos unos items de la entrega del domingo anterior cuando decíamos: Dios no envió a Jesús al mundo para que una sola generación aprenda; la gran misión de Cristo no duró el lapso de su vida terrena. Entonces, al dejarnos cuidadosamente plegado su sudario, transmitiéndonos con ello Su: "no he terminado”, nos dice a las claras que su misión continúa. Pues si bien su esencia nos ha legado en los manuscritos de sus discípulos contemporáneos a Él, siguió apareciéndosele y hablando en los corazones de tantos otros, y aún hoy su espíritu se manifiesta en el corazón del hombre preparado, que es aquel que con esmero ha hecho de su vida un camino para llegar a poder escucharlo. Cuando las voces callen dentro de ti, podrás escuchar la voz que viene de ti. Por eso, silencia tu mente y escucha tu corazón, pues si bien resonará en tu mente, sale de tu corazón y sólo la práctica del silenciamiento interior les dará la capacidad de sintonizar, como quien afina la sintonía de una vieja radio a dial, y cuando tu frecuencia se encuentre con la frecuencia de Él, a ti te sorprenderá. Para que esto ocurra, deben estar atentos, como Él nos dijo que estuviéramos: "Estad atentos porque golpeo en las puertas de todos y sólo entro en la de quien me deja entrar". Estad atentosSoy Yo quien está a tu puerta. Golpeo y quisiera verla abierta,pero mi voz no escuchan tus oídos, ensordecidos están por la vida y sus ruidos. Desde aquí percibo tu diario trajinar. Y Yo aquí sigo y espero me dejes entrar. No importa, soy paciente, porque sé que tu corazón mi llamado siente. De pronto tus pasos con humildad se acercany la proximidad del encuentro de gozo me llena. Aquí a tu puerta se detiene tu andary Yo preparo para contigo saborear el mejor manjar. Probarás hoy del banquete celestialcuyo exquisito sabor no tiene igual. Éste es el pan que a diario querrás degustarY en gozo infinito en tu boca se ha de transformar. Bendito sea el día de hoyque has abierto las puertas al amor. Por eso prepárate, ponte tu traje de fiesta, a ti te digo,porque hoy cenaré contigo y tú conmigo. Estén atentos y muy feliz domingo de Pascuas. ColaboraGraciela del CarmenZaimakis de AbrahamEscritora





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