Señora Directora: Estos últimos tres días de comienzo de semana fueron excepcionales para la participación ciudadana en la democracia y pocas veces visto en nuestra historia. Se esté o no de acuerdo con los planteos y reclamos de cada uno de ellos (docentes, trabajadores y mujeres), lo demostrado deja en claro que hay cuestiones de derechos adquiridos (o que se desean adquirir) en los que será muy difícil dar marcha atrás, y que la Argentina y los argentinos están comenzando a darse cuenta de su responsabilidad en las definiciones y resoluciones de la cosa pública. Que va más allá de votar cada dos años.La lástima es que algunos de los dirigentes de esas demostraciones multitudinarias no estuvieran a la altura de las circunstancias y, más allá de la prudencia que pudieron haber demostrado, se vieron superados por las circunstancias. Eso obliga al pronto planteo de cambios en la conducción de ciertos organismos representativos no gubernamentales (sindicatos, principalmente) que deben adecuarse a una nueva representatividad, diferente a la anquilosada por muchos años por una estructura burocratizada.Porque una consecuencia posible de esa falta de respuestas adecuadas a la unidad demostrada, es la dispersión y ésta, en mi opinión, es muy peligrosa para el desarrollo de cualquier comunidad organizada. Da pasto a los aventureros y oportunistas que sepan explotar lo más bajo y ruin de las personas, donde se pierde el objetivo de la propuesta general por algunas reivindicaciones personales que terminan disociando el todo.Eso no es beneficioso para ningún gobierno, fuera del color que fuese. Porque cualquier democracia que se precie necesita y es fundamental para su salud, la existencia de una oposición organizada que sepa reclamar, corregir apuntar errores y, a través de proyectos diferentes, darle una visión distinta a quien ocasionalmente detente el poder del gobierno.La participación en las marchas del lunes 6, martes 7 y miércoles 8 fue una llamada de advertencia a todos, no sólo al gobierno que debería corregir algunos de sus propósitos, sino también a quienes se ubican en la otra vereda. Los argentinos necesitan respuestas a sus reclamos e inquietudes, y cualquier imposición más temprano que tarde provocará reacción en contrario.





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