Reflexivo, afirmado en sus ideales, con su testimonio de autor y compositor a cuestas, Jorge Suligoy llega a Misiones en compañía de sus hijos. El artista tiene previsto una gira por la zona centro donde se presentará el viernes en Leandro N Alem; otra el sábado en Campo Grande, que bien podrían significar grandes reencuentros entre el cantor y su público donde presentará su último trabajo discográfico, “Frutos”, que lamentablemente quedarán reservadas a unos pocos.En una charla amena con PRIMERA EDICIÓN, Suligoy opinó que “como desde el punto de vista oficial no hay ninguna posibilidad de presentar un disco porque no hay espacios, no hay oportunidades, acudimos a los amigos y a ellos se les ocurrió que podía ser una muy buena forma esta y también creo en eso; prefiero hacer las cosas en pequeño y trabajar en cosas más accesibles y ejecutables, porque si esperamos tener un teatro, luces y sonido ideales en un lugar multitudinario, no vamos a presentar nunca el disco”.E hizo hincapié en que “Frutos”, es un proyecto de vida, de familia, “estamos con mis hijos, Iñaki (22), toca el acordeón e Imanol (17) el bajo, elegimos un repertorio que nos gusta, que no tiene un concepto de ir evangelizando ni marcando la vida a nadie más, pero me parece que es un mensaje muy fuerte para una sociedad confundida como la que tenemos, que una familia esté tocando junta y que además sea feliz haciéndolo”.Y recordó lo que pasó con el conjunto Los Manseros santiagueños, “una muestra que está muy enferma nuestra sociedad: si padre e hijo no se pueden sentar en la casa a hablar ciertas cosas y las tienen que hablar en público, quiere decir que está fallando algo de parte de los padres, el adulto es quien tiene que tener la iniciativa de corregir las cosas y corregirse humildemente también, aprender de sus hijos”.“La tecnología debería servir para estar más cerca, tenemos un montón de cosas que nos tienen conectados pero no estamos comunicados, no es lo mismo, si tenés tanta tecnología a favor, lo ideal sería que estemos más cerca”, apuntó.Sin dejar de insistir en que “los jóvenes son lo que nosotros hacemos de ellos, si no les damos tiempo, si usamos las escuelas como depósitos, si los jóvenes tienen que salir a drogarse o alcoholizarse para cubrir el vacío que dejamos los adultos, lo más probable es que nosotros como adultos digamos que la culpa la tienen los chicos”.“Se escucha por ahí todavía la frase ‘juventud perdida’, no conozco ningún pibe que sea dueño de una discoteca, ni un gury de 16-17 años que sea narco, que sea dueño de un canal de TV, de una empresa que forma ideas, de una agencia de publicidad, de una tarjeta de crédito, los adultos nunca asumimos nuestro rol, hablamos de los jóvenes como la antelequia, es como cuando decís ‘uno’, que no decís nada, no hablas de nadie, cuando decís ‘yo, vos, él’, esos son los tiempos en que hay que hablar, y la sociedad se despersonalizó, perdió identidad y además hay una cosa que es gravísima, que es que los adultos no se hacen cargo del mundo que le están dejando a los hijos o los hijos que le están dejando al mundo”, subrayó el cantor.Espacios, promoción, oportunidades…En cuanto a la carencia de espacios, Suligoy entendió, “humildemente, que los políticos no trabajan para la cultura, a ninguno le interesa y se nota mucho porque usan la música para generar alguna convocatoria para algún acto, para prometer cosas que nunca van a hacer” y puso como ejemplo que en 32 años de músico, en Misiones solo se lo convocó dos o tres veces.“Soy embajador de Misiones en el mundo, desde hace más de tres décadas canto a Misiones, me parece que lo más justo sería que de tanto en tanto me llamen y no que tenga que andar armando yo salones parroquiales para tocar, me parece una falta de respeto a la cultura, al arte y a mí, pero consideran a veces que Raza Negra o Montaner son más importantes que un artista popular”, refirió Suligoy.“Después, como cuando Ramón Ayala cumple noventa años, salen todos corriendo a darle un homenaje, hace cincuenta años le debemos algo más importante, que es que en las escuelas se lo estudie, que se cante, que una de sus canciones sea de Misiones”, opinó porque en Buenos Aires, a cualquiera que le diga ‘soy de Misiones’, me dice sos de la tierra de Ramón Ayala”.Llevar Misiones en la música y en el alma“Sé donde está Misiones y desde la música lo puse en el mundo, no necesito de nadie para eso, me levanto todos los días temprano, me paro al lado de la cama y soy un cantor”, confesó y confió que “a los misioneros que dicen que son más misioneros que yo porque nacieron allí les doy una guitarra, les tomo una prueba de cantores, autores, compositores, de la historia de Misiones, de Andresito y no tienen ni para empezar, entonces, humildemente, siempre digo que los misioneros nacemos donde se nos da la gana, nací en Santa Fe y a los pocos meses me fui a vivir a Misiones, a la frontera, donde la harina o el pan llegan cada semana, sé muy bien cómo es Misiones”, declaró.“Además, los misioneros por ahí se jactan de tener una personalidad muy fuerte para algunas cosas y en otras se dejan atravesar por cosas que no tienen mucho que ver con su identidad cultural”, sostuvo.Y puso como ejemplo que si no fuera así “no estaríamos pendientes si van Los de Imaguaré o el Bocha Sheridan y tendríamos a un Fabián Meza más consolidado, porque eso se hace, se construye, no le podemos pedir a Fabián que haga más, tenemos que ayudarle nosotros como sociedad a que sea más y tener un cultor propio, un representante y que no tenga que esperar a los noventa años para que se lo reconozca”.Pero “tomar lo de afuera es algo que tiene todo el mundo, el argentino cree que el rock es nacional, hay que identificar las cosas, el rock no es nacional, tiene una faceta en castellano hecha por argentinos, eso no lo hace nacional, sigue siendo inglés, es como el chamamé, podés cantarle a las Cataratas, a San Ignacio, pero es correntino y por más que el día de mañana le vaya bien al gualambao y le cante a Tierra del Fuego, será misionero”, apuntó sin dejar de reconocer que esto pasa porque “todo es prejuicioso, todo es caminar sobre huevos, sobre nubes, porque nadie dice lo que piensa por temor a quedar mal”.





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