Hace tres años, el barrio Belgrano, ubicado en Andresito, fue arrasado por la inundación del arroyo San Francisco. Más de 20 familias permanecen viviendo en ese lugar sin que el Municipio haya dado alguna solución. El matrimonio conformado por Alejandro Olivera, Susana y sus hijos es una de las familias abandonadas. El trabajó durante muchos años en un secadero de yerba de la empresa siria Kabul hasta que en el 2014, a raíz de un accidente laboral casi se muere. Quedó con secuelas y más del 85% de incapacidad física y psicológica. Tiene uno de los pies destruido y padece trastornos de ansiedad y frecuentes ataques de pánico, por lo que debe estar medicado permanentemente. En esas condiciones no puede trabajar y esa situación le pesa profundamente a este hombre que siempre salió adelante por sus propios medios.Su familia recurrió al Partido Agrario y Social (Pays) porque están pasando hambre y viven en condiciones paupérrimas. "La Dirección de Acción Social de la Municipalidad de Andresito le retacea asistencia; en el hospital local le niegan los traslados, y vemos que en este Comuna hay mucha gente en situación vulnerable, mientras el Estado permanece ausente". Casi un 90% de discapacidadAlejandro Olivera recordó que se accidentó entre abril y mayo de 2014, mientras trabajaba en el establecimiento Kabul, cargando contenedores que se dirigían a Puerto Madero, en Buenos Aires y desde ahí con destino a Siria. "Tuve la desgracia que se reventara una estiba, una carga de yerba encima mío y de un compañero; fueron unas 50 bolsas de más de 51 kilos, y yo quedé en el piso. Me rompió el pie derecho, me lastimé desde el ombligo hasta el cuello; la cabeza, y el pecho, y quedé con casi un 90% de incapacidad laboral, física y mental. Cuando me desperté estaba en el Samic de Eldorado, donde me operaron el pié y me pusieron seis clavos. Estuve internado en una pieza común del hospital junto a mi señora, y nuestra beba de 19 días. Después nos mandaron para Andresito", dice.Lo que más lamenta este jefe de familia, es que no puede trabajar por sus condiciones fisicas y sus ataques de pánico: "Tengo arritmia en el corazón, ataques de ansiedad, todo como consecuencia del accidente".Por su falta de ingresos, "me fui varias veces a la Dirección de Acción Social de la Municipalidad a pedir bolsas de mercaderías, y me dijeron que las que habían eran para los tareferos. El abogado piensa que este año me citará el juez federal por el tema del seguro, y que me van a pagar el accidente. Es angustiante no poder trabajar más porque tengo muchos mareos", sostiene.Pasajes, ortopedia, medicamentos y alimentosOlivera tuvo que vender todo lo que tenía para solventar los gastos. "Estoy esperando que me den un zapato ortopédico porque me quedó una pierna más corta que la otra, y eso me complica la columna".Susana, junto a su esposo, manifestó que desde que su marido tuvo el grave accidente, "siempre recurrimos a la ayuda de la gente del pueblo, del municipio; pero cada vez que vamos, los empleados nos dicen que no nos pueden ayudar. Necesitamos pasajes, movilidad para ir a Eldorado para que Alejandro se haga los controles médicos, porque los especialistas están allá".Subrayó que nunca pudieron contar con la ambulancia del hospital. "A veces me da vergüenza pedir porque en la Municipalidad nos tratan mal, y estamos viviendo con lo poco que tenemos. Los médicos del hospital de Andresito nos conocen, pero no pueden hacer nada porque los medicamentos que él toma sólo hay en Eldorado, por eso es necesario trasladarnos hasta allá, donde además lo atiende el servicio de salud mental".La mujer pidió ayuda "para que no le falte nada a nuestros cuatro hijos. Muchas veces no tienen leche y Acción Social no nos da una mano; por ahora nos arreglamos con la Asignación Universal, pero no alcanza para todo el mes. También le pedimos al intendente (Bruno Beck) que nos colabore para arreglar la casa, que haga poner tapajuntas porque cuando llueve nos entra el agua, a la cocina le falta la mitad del techo, nos dijeron que iban a reparar, pero hasta ahora nunca pudieron", reclamó la apenada madre.Fuente y Fotos: Prensa Pays





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