El economista y presidente de la cooperativa que produce la yerba Piporé, el contador Raúl Karaben, consideró que en medio de un panorama más que complejo, por el inicio de un ciclo de sobreproducción, el reintegro a las exportaciones que anunció hace unas semanas el Ministerio de Agroindustria de la Nación, es “más que auspicioso” para el sector yerbatero. La medida todavía no está implementada y falta definir las normas reglamentarias, y la norma específica de cómo hacer el recupero, “pero es cuestión de días”, estimó. En cuanto al porcentaje de reintegro, destacó que depende si los envíos son de yerba a granel o envasada y que la Nación estableció un diferencial para quienes vendan bajo la certificación de “Alimentos argentinos”, algo que sólo una empresa está haciendo hoy. Aunque “los costos explícitos e implícitos” de la certificación son altos, y se deben adaptar las estructuras, Karaben apuntó que con la certificación “se está tendiendo a mejorar la calidad y eso es favorable”. “La devolución es algo auspicioso, ya que el 2016 no fue nada fácil y se cerró con pérdidas en todos los mercados y caídas fuertes en Chile y Siria”, explicó el especialista, quien especificó que el repunte en Estados Unidos no alcanza a cubrir ni la caída de Chile ni la de Siria. En el caso de Chile, “no es que se venda menos, es que la yerba brasileña está mucho más barata que la nuestra y nos está desplazando del mercado, y nos están desplazando también en Uruguay”, indicó. El economista sintetizó que las exportaciones de yerba mate cayeron tanto en precio como en cantidad exportada. En cuanto al mercado interno, el titular de Piporé fue tajante al decir que, debido al inicio de un ciclo de sobreproducción de materia prima, el panorama para este año “no es muy alentador, la época de las vacas gordas terminó, hay que ajustar costos, no gastar de más y cuidar mucho el peso; lamentablemente el precio se hundió, hay un achatamiento muy grande de precios”. Aunque el Inym no difundió todavía las estadísticas respecto al cierre del año pasado, Karaben subrayó que, sin lugar a dudas, sin contar diciembre, la producción ha superado los 800 millones de kilos y observó que el exceso de yerba en el mercado es tal que hoy las empresas cuentan con un stock para trece meses, comparando con los ocho meses de otras épocas. “Ya estamos empezando con las nuevas cosechas y la expectativa para este año es que va a haber mucha yerba, porque hubo muchas plantaciones nuevas. Yo vengo diciendo que esto iba a pasar, porque mucha gente ha plantado muchas hectáreas sin pensar, y la yerba no es un producto que se cosecha de un año para otro, recién empezás a cosechar a los cinco años, y una vez que se pone en producción, afecta por varios años y los productores son, lamentablemente, los mas perjudicados”. “No hay soluciones mágicas”Respecto a las quejas de los productores primarios, Karaben recalcó que “lamentablemente, los que tenían la responsabilidad de controlar que no exista esta sobreproducción no la vieron venir, el problema ya está y de esto va a ser muy difícil salir”. Por ello, auguró que la protesta yerbatera va a ser cada vez más creciente. “No hay soluciones mágicas”, reflexionó Karaben, y destacó que el año 2016 “se caracterizó esencialmente por una guerra de las dos empresas más importantes del mercado” que ayudó a tirar los precios hacia abajo. Precisó que los precios de la yerba están bajos y se mantienen en valores de 2015. Si bien observó que a consecuencia de la sobreoferta se buscarían mejores condiciones de calidad que va a sentir el consumidor, los productores serán los más perjudicados, en especial quienes poseen yerbales de bajo rendimiento. “Esto se va a profundizar, y muchos no terminan de entender que un yerbal degradado no tiene solución: tiene que reconvertirse a una alta producción o plantar otra cosa”, advirtió Karaben.




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