A horas del comienzo de la séptima edición del Bicentenario del Cruce Sanmartiniano, PRIMERA EDICIÓN entrevistó a la empresaria misionera Patricia Roberts, que intervendrá en este desafío organizado por la Came (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), para rendir tributo a la hazaña lograda por el general José de San Martín.Patricia es conocida por su ímpetu, entereza y dedicación en cada emprendimiento que lleva adelante, pero sobresale aún más por participar en las carreras conocidas como desafíos de aventura, donde se camina, trota y corre en terrenos y condiciones difíciles. Para ello, hay que tener una gran preparación física y mental, es por eso que sus amigas la denominan “La Súper Mujer” o “Súper Woman”, aunque a ella le genere vergüenza el apodo.A modo de introducción Patricia explicó que el desafío de cruzar los Andes haciendo el mismo camino que hizo el general San Martín hace 200 años, “es la idea de la travesía y lo haré en conjunto con otros compañeros de distintas provincias, que pueden ser presidentes de Cámaras o de Confederaciones asociadas a la Came, que es la organizadora de este evento desde hace siete años y que culminará con esta edición”.Consultada cómo decidió sumarse a esta aventura, Patricia hizo un repaso mental y dijo: “Soy un poco aventurera porque corro carreras en las que me gusta estar en el medio de la selva, de la arena y donde no existe otra persona que el viento y mi respiración. Esa fue un poco la idea de cómo surgió esto. El viaje en sí no es común, de aventura, sino que tiene toda una impronta de liderazgo, hablaremos de las máximas de San Martín y tiene un contexto diferente a un viaje de aventura común”. Concentración Los participantes del “cruce” se reunieron el sábado en Buenos Aires y desde allí partieron hacia Mendoza. “Luego nos llevarán hasta Barreal, San Juan, donde los guías nos indicarán cómo acomodar nuestro equipamiento, los bolsos que nos dan porque es muy limitada la cantidad de cosas que podemos cargar. Dormiremos en ese lugar, donde tendremos una cena de camaradería y al otro día nos llevarán hasta una estancia donde nos encontraremos con el caballo y todo el equipamiento”, explicó la misionera.El primer día serán tres o cuatro horas de cabalgata y “no será tan duro el reconocimiento del caballo para mí porque convengamos que tengo el cuerpo entrenado, me crié arriba de un caballo y es la parte que menos me preocupa en realidad. Estoy deseosa de hacer la aventura”, destacó Patricia.Serán cinco días, dos para llegar hasta el hito de frontera, donde los grupos de Argentina y Chile se encontrarán “izaremos las banderas de ambos países, entonaremos los himnos, algo que ya de antemano me emociona. Después el descenso que llevará otros dos días y medio para volver al campo desde donde partimos”, reveló.DecisiónEl desafío es grande, hay que estar entrenado para poder “disfrutar” de una aventura semejante como la de cruzar los Andes y Patricia afirma que lo está. “Siempre estuve en forma porque en principio soy instructora de gimnasia, incluso tuve mi gimnasio allá por los 90. Me gusta la actividad física por una cuestión de salud, de mantenerme bien y sobre todo a las neuronas pensantes. Convengamos que en los momentos más duros de mi vida eso fue lo que más me ayudó a sobrellevarlos. Tengo la suerte que la actividad física me permite sacar todo lo que uno tiene adentro, para mí fue y es una terapia”, relató la empresaria.Patricia reconoce que más allá de cuidarse, hacer gimnasia habitualmente, “en estos últimos años le agarré el gustito a la competencia. Si bien no compito porque no soy élite ni nada de eso, sí participo en las pruebas a mi propio ritmo de carrera, de trote y de disfrute sobre todo. Eso me permite tener camaradería, compartir con mis compañeros y compañeras que obviamente son todos más jóvenes y eso me hace sentir más joven. Es mi forma de vida”.Comenzó a meterse de a poco en la actividad competitiva a través de la bicicleta, “no en pista sino mountain bike. Me faltó entrenamiento para dedicarme de lleno. Después participé en algunas carreras que compartían bicicleta y trote y me empezó a gustar más el trote. Seguí esa línea y ahora me estoy dedicando a ese tipo de entrenamiento y competencia”, apuntó.Catamarca, Bombas…Entre las diversas competencias en las que intervino Patricia, tiene fresca en la memoria la del año pasado en Fiambalá, Catamarca, “una carrera plenamente de desierto, muy dura porque te toca montaña donde hay poco oxígeno o arena, donde las piernas piden el auxilio de un bastón porque cansa mucho. Fue una carrera que me dio muchas satisfacciones porque llegué entera, quiere decir que el entrenamiento previo estuvo correcto”.Además, recordó que también participó en “la carrera de Yabotí, que si bien el organizador es un señor de afuera, es nuestra, misionera. Allí en 2016 acompañé a una amiga que la caminó con bastones porque había tenido un accidente y después de doce años pudo volver a competir y yo fui su lazarillo. En la Indomit Tour, de Brasil, participé en la que se concretó en Quatro Ilhas, Bombas, Bombinhas y llegaba, en mi caso a Porto Belo (Santa Catarina). Había que atravesar todos los morros, muy difícil pero fue hermosísima, una excelente experiencia”.Estilo de vida“Al principio, para mi grupo de amigas, yo era una ‘loca’ por el tema de la competencia. Después fueron entendiendo de lo bien que me hacía y mis amigas me alientan, me dicen: la Súper Mujer o la Súper Woman (risas). Es un estilo de vida saludable el que adopté”, comentó Patricia Roberts.Luego agregó que su hijo (Bruno) “dice que soy la oveja negra de la familia y que por culpa mía él ya nació cansado. Hoy, mis amigas entendieron que esto de las competencias de aventura forma parte de mi vida. De a poquito ellas se van animando a caminar un poco más, a trotar, para ver si pueden engancharse en esta actividad que tanto disfruto”.“Mi entrenador en quien confío al 100%, es Fabián Lovera, un reconocido corredor que permanentemente se está perfeccionando. Entrenamos en grupo tres veces por semana, una hora y media y dos días de gimnasio a la semana. Los fines de semana hago un ‘fondito’ de 10 a 15 km”, concluyó.





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