Los profesionales y terapeutas, sabemos que cuando este mal comportamiento no se maneja de manera adecuada puede desembocar en expulsiones y empeorar la relación entre profesor y alumno, por lo que es conveniente tratar el problema cuanto antes.De acuerdo con lo que nos enseña la Psicología de la Educación, si detectamos este tipo de conductas hay que tener especial cuidado de no desafiar al estudiante delante de sus compañeros, ya que esto haría que estos últimos apoyasen el comportamiento provocador, particularmente si existe una mala relación con el docente, si éste no se ha ganado el respeto de la clase, o si sus peticiones o el tono que ha empleado se consideran injustos.En esos momentos tan delicados toda rivalidad entre alumno y profesor debe ser evitada en la medida de lo posible, y es preferible llamar al alumno por separado para hablar con él. Dejaremos un tiempo para que se olvide el enfado inicial; y nos dirigiremos a él haciendo referencia a las normas de la clase, procurando dar opciones sobre qué comportamientos son los adecuados en este caso: qué estrategias puede seguir si vuelve a encontrarse en la misma situación.Cuando hablemos con estos alumnos es imprescindible referirse a comportamientos y a normas, no a personas. Evitemos poner etiquetas o hacer referencias a su personalidad, pues, de lo contrario, entenderán que ellos son el problema, y no sus conductas. La comunicación con ellos debe mantenerse en el tiempo, de modo que genere empatía en lugar del resentimiento que muchas veces es provocado por las relaciones con diferentes niveles de poder.Para reforzar estas estrategias que pueden aplicarse directamente en el aula, resulta muy conveniente realizar algunas sesiones de terapia o incluso reeducación, trabajando el respeto a la autoridad, los límites y las normas, de forma que mejoremos A pesar de que no es muy frecuente de vez en cuando nos encontramos con niños o adolescentes con un perfil desafiante. Estos acostumbran a presentar un perfil muy particular que dificulta el manejo de su conducta en casa y en la escuela, suelen ser niños o adolescentes con un buen desarrollo intelectual pero que tienen una importante necesidad de sentir que tienen el control de la situación, a veces se plantean como un reto poder controlar la situación ante la persona que tienen en frente o en otras precisan que se les preste un grado de atención muy elevado, ya sea por parte del adulto como por parte de sus compañeros. Aquí les planteo una serie de recomendaciones que considero pueden resultar muy provechosas:• El manejo de su conducta resultará más sencillo si lo tenemos de nuestra parte, resulta importante motivarlo proponiéndole metas que pueda alcanzar y le resulten atractivas. • Asimismo le podemos dar cierta responsabilidad en algunos aspectos del aula, lo que le dará cierta relevancia y desplazará sus necesidades de atención.• Proponerle retos, llevarlo a nuestro terreno.• Frente a conductas desafiantes claras, es decir, cuando el alumno está buscando nuestra atención con una conducta que sabe que es incorrecta, pero está buscando el contacto ocular con nosotros, podemos actuar de dos maneras: haciendo caso omiso a su conducta y sólo actuando en el caso de que infrinja realmente la norma o proponiéndole una tarea que le pueda resultar estimulante (no se puede hacer siempre de esta manera, ya que el alumno puede interpretarlo como un refuerzo positivo a la conducta desafiante), desviando de este modo su atención y retomando nosotros el control de la situación.• Dedicarle tiempo para reflexionar sobre su conducta. Hay que escucharlos.• Clarificarle mucho las normas y límites.• Establecer mecanismos de control de la conducta, como por ejemplo, plantillas de valoración de su conducta.• En el caso de que tengamos que utilizar algún tipo de castigo es necesario que estos sean cortos y no impliquen el contacto emocional con el adulto.• No ceder en la normativa. Ley pareja… nadie se queja.• El alumno nunca debe percibir que perdemos el control de la situación, es importante llevar siempre la voz cantante y procurar no subir de tono.Colaboración: Báez Myrian MabelLic. en Psicopedagogí[email protected]





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