En una institución marcada por la masculinidad, Nilda Correa tiene el duro trabajo de demostrar que se puede. Sabe que el desafío no es fácil pero, también, que se trata de una ocasión única. Y no sólo para ella. “Es una oportunidad para las que vienen detrás de mí, para todas las mujeres”, dice la alcaide general recientemente nombrada como jefa del Servicio Penitenciario Provincial (SPP)?de Misiones.La asunción de Correa al cargo, el viernes 2 de diciembre, marcó un hito a nivel nacional. Ya hubo una abogada en Buenos Aires y una psicóloga en Córdoba, pero ella es la primera mujer “de carrera” al frente de una fuerza carcelaria. “Es una doble responsabilidad”, confiesa la funcionaria a PRIMERA?EDICIÓN desde el edificio Torreón del barrio Cristo Rey de Posadas, sede del SPP.En ese lugar, la general dialogó con este medio sobre los desafíos y las metas que se propuso, pero también de la realidad detrás de las rejas, de las denuncias por irregularidades que sacudieron el año penitenciario, de lo que falta mejorar y del complejo proceso de resocialización de los internos, al fin y al cabo, el objetivo que debe perseguir la fuerza.Nilda, ¿cómo toma esta oportunidad al frente de la fuerza?Es una doble responsabilidad y una oportunidad para todas las mujeres. Lo veo como un gran desafío en razón del género, y una buena posibilidad para demostrar, porque muchas veces se subestima a las mujeres en este tipo de funciones por lo que significa conducir una fuerza con disciplina castrense. Es una oportunidad de utilizar toda la experiencia que adquirí a lo largo de mi carrera y abrir el camino para las mujeres que vienen detrás de mí. Lo más triste fue el contexto en el que se dio, por el fallecimiento del general Miguel Ángel Maidana. Fue un muy buen compañero y aún nos duele su partida.¿Cuál es la situación de las cárceles misioneras?En la provincia tenemos, en total, 1.390 internos. En cuanto a población estamos bien, podría decirse que no existen condiciones de hacinamiento, pero hay que trabajar en mejorar las condiciones edilicias de las unidades más viejas. Esa es una de nuestras propuestas y ya está hablado con las autoridades. En Eldorado y Oberá, por ejemplo, se refaccionaron algunos sectores pero quedaron pendientes otros. En ese sentido, la idea es inaugurar en poco tiempo en la UP-III?(Eldorado) un salón que se hizo exclusivamente para talleres, para que los internos se capaciten y puedan tener sus herramientas, su espacio.Mucho se habló de las unidades de Puerto Rico y Cerro Azul, ¿ya están trabajando?Sí, por ahí están con poblaciones cercanas a los treinta internos, una población mínima, porque el alojamiento se va dando en forma paulatina.Hay un imaginario popular sobre las cárceles. ¿Qué es cierto y qué es ficción?La cárcel es un mundo muy distinto al que por ahí la gente se imagina. Solamente estando ahí uno entiende los códigos que se manejan. No obstante, tampoco es todo gris, todo malo. Mucho está en la persona, en tratar de cambiar, de buscar una alternativa. Sin dudas que no es fácil, la cárcel no es un jardín, son personas con conflictos, pero también el personal penitenciario hace mucho en el día a día. Sin dudas que no cualquier persona puede trabajar en las cárceles, se necesita de un perfil especial.Durante 2016 se iniciaron dos investigaciones por salidas de internos sin autorización judicial y otras irregularidades, en Oberá y Eldorado, ¿cuál es su posición al respecto?Yo no puedo juzgar a nadie. Se están haciendo las actuaciones y uno debe remitirse a las pruebas, a lo que diga la Justicia. Todo esto se sabrá cuando finalicen las investigaciones. Sí es cierto que uno cuando está al frente de una unidad debe proponerse mirar mucho el tema del racionamiento, de las visitas, todas las cuestiones en general. Ser prolijo.?Hay que estar siempre atentos, porque lo que es del interno, es de él, y lo que es de la institución, es de la institución. Uno tiene que ser muy cuidadoso con esas cosas.¿Cómo va a afrontar este tipo de cuestiones en su gestión?Bien, yo ya hablé con mi plana mayor. Nos resta organizar las autoridades de cada unidad. Y bueno, queremos ser claros, honestos, ante todo esto. Yo no juzgo a nadie y, vuelvo a repetir, la investigación está aún en marcha, por lo que todo está ahora en manos de la Justicia. Una vez que esté concluida, bueno, tendremos un diagnóstico sobre lo que sucedió.De regreso a los internos, ¿qué porcentaje cumple la labor del penitenciario en la reinserción?La función del penitenciario es fundamental y nuestra misión es importantísima en ese sentido, porque muchas veces el interno ve al agente como un niño ve a su maestro. Entonces no podemos tratarlos mal. El ejemplo muchas veces termina siendo la mejor lección. Y después pasa por darles a ellos las herramientas. Hoy en nuestras unidades hay psicólogos, médicos, odontólogos, funcionan escuelas y talleres de oficios, para que tengan una salida laboral a la hora de egresar, un sustento, porque muchas veces cuando salen se encuentran con que la familia está disgregada y se quedaron solos. Y si no tienen cómo valerse por sí mismos, caen de vuelta en el delito.¿Qué metas se propone en su gestión al respecto?Yo quiero apuntar mucho a esa capacitación de los internos a través de convenios con otras instituciones. Además, fomentar y culminar con las documentaciones de las tres cooperativas de trabajo que funcionan en nuestras unidades, que brindan talleres en carpintería, panadería y tapicería. La capacitación es lo primero y de lo que se obtienen más resultados. Obviamente, también queremos trabajar mucho con capacitación para el personal.¿Qué porcentaje de reincidencia hay en Misiones?Los números nos dicen que en la provincia hay un porcentaje de reincidencia del 4 por ciento.?Estamos hablando de los internos que fueron sentenciados, cumplieron condena y volvieron a delinquir.¿Son distintas las internas de los internos? Son distintos.La mujer es diferente, tiene otro tipo de demandas. Si usted visita la unidad de mujeres, no se imagina que es una cárcel, porque es limpia, es prolija. La mujer siempre está ligada a la problemática de la familia, nunca se desvincula de los hijos, está siempre atenta a cómo le va en el colegio. El hombre es diferente, claro que también necesita mucho de la familia, pero es más duro, tiene otras demandas, otras exigencias. Por ahí le apunta más a trabajar para ganar algún sustento para sus seres queridos.¿Y los menores?En el Correccional hay que trabajar mucho, porque en ellos uno tiene la esperanza de un cambio. Son chicos, tienen la posibilidad de que haya una luz entre tanta oscuridad. Entonces hay que trabajar mucho con los gabinetes, con el estudio, enseñarles disciplina. Cuando entran quieren dormir todo el día, ya vienen con problemas de conducta. Entonces hay que incentivarlos, que se levanten temprano para que vayan a clases, incluirlos con el deporte, proponerles metas. Si eso se logra, uno nota el cambio en ellos.¿Es difí
cil ser mujer dentro de una fuerza?Tiene mucho que ver con la forma y la postura que uno tome. Yo siempre pienso que en todas las instituciones debe ser complicado si la mujer desde el comienzo no toma su lugar y su espacio, siempre desde el respeto. Con la población penal pasa lo mismo, si uno respeta al otro, consigue lo mismo. Y hay cosas que no son fáciles, porque la mujer puede ser penitenciaria pero también es madre, es esposa, entonces a esos roles tiene que sumarle también el del trabajo.Lleva 33 años de trabajo en el SPP, habrá vivido cosas buenas y cosas malas…Sí, las cosas feas tienen que ver por ahí, por ejemplo, cuando hace algunos años se amotinaron en la unidad de mujeres. Esas son cosas feas cuando te pasan y en la carrera sí o sí te pasan. Como las fugas que por ahí también suceden. Te pasan porque uno está expuesto. Y ahí es donde tenés que evaluar en qué estuviste más flojo o dónde estuvo el error.Y sobre las cosas más lindas está siempre lo gratificante, lo que sobrepasa todo y que es lo que la mantiene a una así, con esa vocación por la reinserción, que es cuando te cruzás con algún interno por la calle y descubrís que pudo rehacer su vida. De esas historias hay miles, por ahí no se conocen nomás. Te pasa cuando te vienen a visitar o te cruzás a esas personas trabajando en lugares donde nunca hubieses imaginado. Esos logros realmente te llenan.¿Alguna vez se arrepintió de haber ingresado al SPP?Entré con 20 años y actualmente tengo 53, no tengo problema en decirlo. Ya tenía que estar retirada, porque nosotros con 30 años nos vamos, pero seguí porque me designaron subdirectora. Y?la verdad es que no me arrepiento, amo mi profesión. Cuando entré no tenía ni idea de dónde estaba, pero a medida que fui haciendo el curso me gustó cada vez más. Y me apasionaba eso de trabajar con las personas, darles una posibilidad. Y cuando vos notás esos cambios, ese resultado, eso es muy gratificante.?No hay palabras. No tengo problemas en decirlo: estoy enamorada de mi trabajo.





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