Llegan a la Municipalidad con un bebé en brazos y un par más a la rastra. Son mujeres distintas, de distintos barrios, de distintas localidades, pero todas tienen la misma mirada de desesperación, y la necesidad de un gesto amable del otro lado, alguien que le diga qué puerta golpear o dónde anotarse para recibir una bolsa de mercadería o ese remedio que recetó el pediatra y que es inalcanzable para el inexistente presupuesto familiar. Para miles de misioneros, el alimento diario se volvió la meta por vencer cada mañana, según pueden certificar los intendentes de los distintos municipios misioneros que actúan como primera red de contención para amortiguar una creciente demanda de asistencia social básica que se incrementa conforme se acerca el final del año. Podrán discutirse las estadísticas o las causas, si fue antes del cambio de gobierno o si fue después. Lo cierto es que es una realidad que el alcalde de San Ignacio, Esteban Romero, resumió de manera dramática: “El año pasado nos pedían trabajo, trabajo, trabajo. Ahora nos piden comida, comida, comida”. En este municipio en particular “la demanda aumentó muchísimo en los últimos meses y lo notamos más en los barrios humildes, como Perón, Villa Emma, barrio Evita, Teyú Cuaré. Lo que piden directamente es comida, una situación nada fácil porque no se puede ignorar”, explicó el alcalde, quien tiene que gobernar en un municipio con el 35% de desocupados, según relevamientos propios que realizaron a nivel local. Por esta situación extrema que debe absorber el área social de la Comuna, también aumentó el presupuesto destinado a este tipo de respuestas de emergencia, aunque es muy poco lo que pueden redestinar en el contexto de una baja general en la coparticipación. Por eso no descartan habilitar comedores comunitarios, aunque para ello necesitan el aporte del Estado provincial y sus funcionarios, que ya fueron puestos en conocimiento del cuadro. En la búsqueda de ayuda, el alcalde también viajó a Buenos Aires para requerir aportes del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Ahora está la espera de que destinen asistencia directa como la del programa “ayudas urgentes” u otros programas similares que permitan contener las carencias más básicas. El primer merendero de la localidad “Se acercan muchos más vecinos que antes y piden mercadería, leche, medicamentos o mantenimiento de algunas viviendas en muy mal estado. Un importante sector de la gente más humilde vive de la tarefa y sabemos el bajo precio de la yerba les pegó duro, y hoy es uno de los sectores más castigados”, contó el intendente de Panambí, Rosendo Ariel Fuchs, quien también analiza de qué manera hacer frente a esta demanda descarnada que los pone en una encrucijada. “Desde hace un mes funciona un merendero de Cáritas, justamente porque los chicos son los que más sienten la crisis y necesitan este refuerzo nutricional. Atiende a 40 chicos del barrio más pobre de la localidad”, contó. El merendero es toda una novedad en el municipio en el que hasta la fecha no existían estas estructuras para paliar el hambre. “Por la crisis hoy falta comida básicamente y eso repercute en la Municipalidad porque tampoco estamos atravesando un buen momento económico. La situación se pone difícil y si el año que viene no cambia, se va a poner peor”, vaticinó. Víctor Serdiuk, alcalde de General Alvear, también lidia con la misma situación: “Hay mayor acercamiento de la gente a la Municipalidad exclusivamente para pedir en el área social. Aparentemente es un recrudecimiento de la situación económica. Tenemos industrias, secaderos de té y aserraderos, secaderos de yerba, pero no pueden absorber toda la mano de obra. La gente de muy escasos recursos es la que está pasando mal, no pueden producir porque están en tierras que no son aptas y no tienen alternativas. Cosas que hace un tiempo no se veían más ahora volvieron, como el pedido de medicamentos, la consulta constante por la bolsa de alimentos para los tareferos” puntualizó. El alcalde también sintetizó el cuadro actual: “Nosotros somos los que amortiguamos primero cuando la necesidad se profundiza”. En Puerto Libertad, desde que se cerró el aserradero “Bosetti” unas cuatrocientas familias quedaron sin sustento y la situación socioeconómica de la gente se complicó, aunque “se nota el aumento del reclamo de asistencia social en los últimos meses” coincidió el alcalde Luis Ferreira. “Somos un pueblo bastante pobre, acá no hay una sola industria, así que hemos tenido que incrementar la asistencia directa. Siempre tuvimos comedor pero ahora aumentó la asistencia. De todos modos hacemos un trabajo a conciencia”, contó.Módulos alimentarios en OberáEl médico pediatra y ahora intendente de Oberá, Carlos Fernández, no la tiene tan fácil en los barrios más pobres de la Capital del Monte. “tuvimos que aumentar la asistencia social. En la franja de ciudadanos que menos tienen la situación está cada vez peor, asistimos mucho y por suerte contamos con la ayuda del Ministerio de Desarrollo Social, sobre todo con los tareferos”, refirió. Para el alcalde la situación “no es fácil” aún con esa asistencia programada, “porque el que no tiene, viene a pedir igual un módulo de mercadería, por eso desde el Municipio también complementamos”. En cada entrega se reparten unos 2.500 módulos de alimentos para los registrados, pero “en el día a día estamos viendo que las necesidades aumentan, sobre todo en leche, azúcar y medicamentos, y en particular en las familias con chicos discapacitados”.El verano y una gran disyuntiva en El SoberbioEn el oriente provincial, el intendente de El Soberbio, Roque Soboczinski, describió la “nutrida concurrencia de gente detrás de medicamentos, especialmente psiquiátricos, se ve que están en falta en el hospital y entonces vienen a la Municipalidad para que gestionemos con Salud Pública”. “Se nota también el aumento de la demanda de alimentos. Estamos tratando de apuntalar este aspecto con los merenderos en las aulas satélites para reforzar la alimentación de los chicos pero tenemos miedo de que la cosa empeore para fin de año”, confesó el alcalde. En la localidad no existen comedores comunitarios pero “vamos a tener que ver qué hacemos en vacaciones y analizar esta posibilidad, aunque no es sencillo porque tenemos que tener asegurada la provisión”. La mayor demanda en este pueblo se concentra en los barrios Relocalizados, Estación y Unión. Apóstoles: vaso medio llenoEn Apóstoles, el intendente Mario Vialey prefirió ver la mitad del vaso lleno: “El aumento del salario universal y de otras asistencias que realizó el Gobierno nacional impactaron muy bien en la gente, hay muchos tareferos en nuestro municipio y el subsidio interzafra amortiguó bastante las necesidades. También hay ONGs
que tienen merenderos y nos manifestaron que la Nación les mejoró los aportes, así que mermaron un poco las necesidades sobre todo en alimentación. Donde sí tenemos una gran demanda es con medicamentos. Aumentaron mucho los precios y la gente humilde no puede comprar, así que en los casos en que nos piden, asistimos”. Más hogares indigentes en PosadasRespecto al cuarto trimestre de 2015, hay 2.347 nuevos hogares pobres en el aglomerado Posadas, y 2.133 nuevos hogares indigentes. El índice de Pobreza Multicausal o Multidimensional en Hogares en el segundo trimestre de 2016 en el Aglomerado Posadas, fue del 34,4%, mientras que el índice de Indigencia en Hogares fue del 25,1%. Los datos se desprenden del último informe dado a conocer por el Instituto Provincial de Estadística y Censos (Ipec). En el informe de pobreza e indigencia multidimensional, al cuarto trimestre de 2015 los valores ascendían al 32,2% y 23,1% respectivamente. Al segundo trimestre de 2016 en el Aglomerado Posadas, la cantidad de hogares pobres asciende a 36.700, en tanto que la cantidad de hogares indigentes asciende a 26.778. Asentamientos en EldoradoEn Eldorado “creció mucho la demanda y no hay plata que alcance” disparó el titular de Acción Social en oportunidad de defender el presupuesto 2017 que para asistencia será de 36.889.350 pesos. Según el último relevamiento de Techo, Eldorado tiene 14 asentamientos informales en los que viven unas 1.500 familias carenciadas, un universo de siete mil personas en promedio que están muy por debajo de la línea de pobreza. Allá también aumentó la demanda, especialmente alimentaria. El cuadro se completa con una notable baja en la cantidad de changas que antes podía hacer la gente y los problemas de intrusión, como el del barrio Elena. En este último asentamiento, surgido de la ocupación irregular, la Comuna adquirió el predio para el reordenamiento, pero la situación se desbordó por la excesiva demanda. Los nuevos vecinos ocuparon incluso los espacios destinados a la futura infraestructura de salud y educación, donde montaron sus humildes construcciones, algunas incluso con plástico.En Wanda, la directora de Acción Social Liliana Chumen ordenó el relevamiento de los barrios más carenciados de la localidad para registrar las situaciones sociales más apremiantes. Pudieron resolver parte de la demanda cada vez más creciente con aportes del programa nacional “Ayudas urgentes” que el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación envió en octubre, y que consistió en una carga de elementos de primera necesidad, como colchones, frazadas, chapas de cartón, alimentos no perecederos para los barrios Industrial, San Francisco, Unión, Piedras Preciosas, Plan Techo, Nueva Argentina, Belgrano y Km 13; ahora están a la espera de nuevos aportes como el descrito para seguir amortiguando las carencias.
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