El barrio Aeroclub es otro de los tantos sectores postergados de esta ciudad. Más de 300 familias, con numerosos niños, jóvenes y abuelos, residen en las tierras contiguas al Aeroclub de la ciudad, circunstancia por la que reciben esa denominación, pero ni siquiera figuran como barrio en el mapa oficial ni “existen” en el plano catastral de la Comuna.Caminos en mal estado, falta de alumbrado público y terrenos baldíos con peligrosos malezales son sólo una parte de la realidad que encuentran día a día. A esto se suma que no tienen una línea del servicio de transporte urbano de pasajeros, tampoco algún lugar de esparcimiento, salón comunitario, comedor o merendero. El servicio de recolección de residuos, que no se cumple periódicamente y provoca que la basura se acumule, completa la sensación de postergación que tienen los vecinos.Se trata de terrenos privados de familias asentadas en el lugar desde hace unos quince años. También hay una pequeña parcela que fue usurpada hace unos meses. Allí hay alrededor de 30 familias que pretenden autorización para el acceso a la energía eléctrica.Un pozo perforado y su correspondiente tanque elevado, realizado por el anterior Gobierno nacional, permite a los vecinos contar con agua potable. Aunque les preocupa qué pasará si le ocurre algo a la bomba ya que nadie está a cargo. “Ya tuvimos un problema y fuimos a la Municipalidad y nos dijeron que le corresponde a la Celo. En la cooperativa nos dijeron que ya está en manos de la Municipalidad, así que tuvimos que contratar un profesional para que la arregle”, explicó una vecina.Promesas de campañaCansados de recibir visitas de funcionarios únicamente durante la campaña electoral, quieren conformar una comisión vecinal para luchar por solucionar los problemas comunes. “Estuve en la Municipalidad y hablé con el encargado de Asuntos Barriales para decirle que queremos tener una comisión, pero me dijo que por ahora no está contemplado seguir organizando”, relató la vecina. “Pero tenemos tantas necesidades que sólo en grupo nos van a prestar atención”, reflexionó.Gilberto Sosa fue elegido por los vecinos para encabezar el consorcio para resolver el tema agua potable. Decidieron hacer un aporte por familia para comprar los materiales para las conexiones domiciliarias y tener un fondo común en caso de que la bomba de agua sufra otro desperfecto. La seguridad es otra preocupación: “No tenemos seguridad, para ir a la escuela los chicos van en grupo, pero siempre estamos con miedo. A la noche es un sufrimiento, sin alumbrado público y el colectivo que les deja lejos, tienen que venir caminando, sólo queremos que se pongan en nuestro lugar”, opinaron.Para asistir a clases, para ir al comedor, para llegar a la salita de salud, el Caps, para llegar a la primera paradita del colectivo urbano, deben hacer varios kilómetros y cruzar la ruta nacional 14 en algunos casos. “Esta gente (por el Ejecutivo municipal) ya está hace un año, entendimos que tenían que acomodarse, pero es tiempo de que aparezcan y al menos nos presten atención”, señaló Orlando Andersson.Este martes harán una primera reunión en el afán de conformar la comisión vecinal. Será frente al tanque elevado del barrio a partir de las 18.




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