La crisis maderera está perjudicando a varias de las empresas del rubro instaladas en el Norte de Misiones, porque la comercialización es cada vez menor y, a su vez, mucha de la materia prima se exporta. Pero, los grandes afectados son los trabajadores, algunos de ellos y dependiendo la empresa, no cobran sus salarios hace meses, otros tienen reducción de días laborales. Y muchos, como los obreros de Esperanza SA (ESA) deben hacer “ollas populares para sobrevivir todos los días”. La situación de los obreros del aserradero es “desesperante”, son casi 100 las familias afectadas por el cierre del mismo. Algunos ya no saben cómo harán para dar de comer a sus hijos, otros no hacen planes ni siquiera a corto plazo, pues solamente están preocupados y pensando si se reactivará o no su fuente laboral. Apoyo incondicionalEn la última semana, los operarios cortaron la ruta nacional 12 para visibilizar su problemática. Y mientras esto ocurrió, en el portón de ESA un grupo de mujeres preparaba el almuerzo en una olla popular. Rosa es una de ellas y, en comunicación con PRIMERA EDICIÓN, relató lo angustiante que es vivir todos los días con la incertidumbre a cuestas: “La situación es desesperante, para la mayoría de las familias es mejor comer en la olla popular que hacerlo en sus casas, porque demandaría un doble gasto”, contó la mujer, una de las tantas que realiza actividades para juntar un poco de dinero. “Se hacen rifas, venta de empanadas, tortas, todo ingreso es bueno para subsistir y dar de comer a los chicos sobre todo”, detalló Rosa. Hay trabajadores que están atravesando esta situación de muy mala manera, gente con más de 20 o 25 años como operarios del aserradero y con hijos pequeños en su familia. Un obrero comentó que la mayoría sale a hacer changas para llevar algo de fondos a su casa hasta que se clarifique el futuro. AbandonadaLa empresa ESA está prácticamente desmantelada. Los trabajadores llevan más de veinte días apostados en el portón reclamando por las deudas salariales. Éstas se iniciaron el semestre pasado, primero con la falta de pago del aguinaldo y se agravaron en agosto, cuando los empleados no percibieron sus sueldos. Para los obreros, lo más grave, sucedió cuando quisieron entrar a la empresa, pero fueron retenidos en el acceso por los dueños, quienes les anunciaron que nadie podría ingresar y que era muy probable que ESA presentara la quiebra. Esto, según los trabajadores, aún no sucedió. Sin embargo, desde ese día nunca más operaron en el aserradero. Mientras esperan por algo de dinero, temen que suceda lo peor, el cierre definitivo de ESA.





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