"Historias de Diván" está integrada por relatos que nacieron desde las angustias más profundas que fueron contadas de una forma muy personal y profunda por el psicoanalista, músico y escritor Gabriel Rolón.El reconocido profesional las presentará este viernes a las 21:00 en el Teatro Lírico del Centro del Conocimiento. En diálogo exclusivo con PRIMERA EDICIÓN, el profesional comentó aquellas situaciones que llevan al hombre a buscar respuestas:?el desarraigo, la soledad y el amor.¿Cómo fue el proceso de llevar las “Historias de Diván” desde su consultorio a la televisión y luego al teatro?Fue un camino inquietante pero lleno de emoción. En primer lugar volcar la experiencia al libro, más tarde adaptar los escritos para televisión y ahora para teatro. Cada uno de estos ámbitos implican cosas bien distintas, de modo que fue renovar el compromiso con la obra, con la clínica, con los pacientes e intentar además generar un hecho artístico que valiera la pena ver. En sus libros, usted cuenta que Buenos Aires es la ciudad con más psicoanalistas percápita del mundo y que uno de los factores puede ser el desarraigo de aquellas personas que vinieron de otros países o de las mismas provincias. ¿Puede haber una relación en ello? Debería repetir lo que ya he escrito en el libro y seguramente lo haría con mucho más torpeza. Simplemente diría que Argentina se ha construido con el esfuerzo y las lágrimas de gente que había perdido mucho. A veces su idioma, su familia, su tierra. Es esperable que esa condición nos haya acercado al dolor, al duelo y a la escucha del sufrimiento ajeno y, al mismo tiempo, compartido. Y si bien esta es una hipótesis más poética que real, creo que es posible que no se aleje demasiado de la verdad.Usted siempre comenta sobre todas las historias que se generan en los bares, las decisiones que se forman en torno a una taza de café ¿un simple bar puede ser el punto de reunión para esas almas que añoran algún reencuentro o realizan el duelo por alguna pérdida?Por supuesto. Todo lugar en el que haya alguien que piensa, que sufre, que espera o sueña puede volverse maravilloso. Lo importante es la actitud del sujeto, y no el ámbito. Aunque, hay algunos lugares que favorecen el pensamiento y otros que lo dificultan. En lo personal, amo escribir, leer y reflexionar en los bares. De hecho, la mayor parte de lo que escribí, lo hice allí. Vivimos en un mundo cada vez más exigente que nos impide, muchas veces, disfrutar o desear cosas sencillas, siempre vamos por algo más, aunque no lo sepamos. Ésto puede incluirse en todos los ámbitos: trabajo, pareja, familia o la decisión de tener hijos. ¿Estos podrían ser los problemas más frecuentes que usted enfrenta en su consultorio o hay otras?Sólo hay dos temas que llevan a alguien a análisis: el amor y la muerte. Por supuesto que se juegan de un modo único y personal en todo paciente e invaden los ámbitos de su vida laboral, amorosa o paterna. Pero en el trasfondo de un gran dolor siempre encontraremos esas cuestiones de un modo notorio o velado. ¿Por qué cree que sus libros e historias han llegado a muchas personas que se sintieron identificadas con ellas? ¿Por sus formas sencillas de explicarlas o porque nunca hubo otro profesional que presente esos casos como usted?Es difícil saber por qué la gente elige un autor y no otro, un artista y no otro. En lo personal, no podría responder al porqué el público recibe con tanto cariño y respeto lo que hago. Sí puedo asegurarte que es el mismo cariño y respeto con el que me esfuerzo por entregarles lo mejor de mí. Dentro de estas preguntas no puede quedar afuera el amor que algunos llaman “El cimiento o el abismo del hombre” ¿Qué opina al respecto?Como dije, es uno de los dos grandes temas de la humanidad. Uno de los enigmas que nos movilizan y nos conmueven. Todo enamorado entra en un territorio de riesgo e incertidumbre que lo posiciona ante un abismo. Un abismo que a veces nos abre las puertas del cielo y otras las del infierno.





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