Firme, decidida, con una voluntad de hierro. Es dulce y cariñosa hasta cuando borra los trabajos mal hechos. Mirta Lia Bermüller, la profesora de arte que formó a más de mil alumnos entre chicos y grandes, durante estos 20 años de taller. Prácticamente todas las que hoy pintan pasaron por el taller de Mirta Lia, muchas de ellas aprendieron gratis porque nadie que desee aprender con ella se priva de ese honor. La casa de Mirta Lia tiene un patio hermoso y los salones son verdaderos museos con finísimas obras de arte realizadas por ella. Varias de ellas hasta fueron exhibidas en galerías de Buenos Aires. Cuadros, platos y jarrones de porcelana completan una muestra exquisita. El taller donde pasa la mayor cantidad de horas fue hecho especialmente para recibir luz en un espacio tan amplio como acogedor. “Esto es mi vida. Acá vienen las chicas y no sólo dibujan y pintan, comparten momentos agradables con unos mates y cosas ricas si por eso no puedo adelgazar”, confiesa riendo con cariño porque se siente mimada por sus alumnas. Es como un ida y vuelta porque “ellas me cuentan sus problemas, me llaman y si siento que necesitan les digo que se vengan a casa y conversamos”, uno de los grandes secretos de tanto cariño recibido es el dar. La carrera profesional de Mirta Lia comenzó desde muy joven y su capacitación la realizó en diferentes lugares de Brasil, “viajaba con mi esposo a todos los seminarios de grandes artistas. Allí ibas a mirar, tomar nota y luego aplicar lo que aprendiste. Yo daba clases en escuelas hasta que unas amigas me pidieron que les enseñe. Así comencé con los talleres hace 20 años. Tengo alumnas que hace 19 años que vienen y sus nietos se ríen porque dicen: ‘cómo repite la abuela’”. Es que resulta difícil dejar un espacio tan confortable, un lugar donde todo es color, creación y vida. En este momento Mirta Lia confiesa que “estoy con ganas de dejar y ayudo a varias de mis alumnas a crear sus talleres en diferentes lugares de Posadas así toda la gente tiene una oportunidad para desplegar su arte porque todo el mundo puede aprender. Acá vinieron sin saber agarrar un pincel y hacen hermosos cuadros, tengo en el taller unos 300 cuadros de mis alumnas que esperan el secado”. Así, con felicidad y mucho amor, Mirta Lia sigue proyectando su futuro, junto a sus chicas y con ganas de seguir creando. Por Rosanna [email protected]





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