Hoy en día el término Bipolar suena entre el decir común de las personas, lecturas como: “¡Qué mal humor tenés, sos bipolar!”, o “¡qué cambiante soy!, ¿seré bipolar?”; son frecuentes. Ahora bien, ¿qué estamos diciendo o diciéndonos con éste término a veces utilizado como adjetivo?El Trastorno Bipolar es un desorden del ánimo caracterizado por fases o períodos temporales que el paciente experimenta de depresión, seguidos por períodos de manía o hipomanía. A los períodos de remisión sintomática se los llama eutimia, y también puede haber episodios mixtos (con síntomas de manía y depresión). Un episodio maníaco puede caracterizarse por síntomas como: sentirse muy “alegres” o “animados”, sentirse muy “nerviosos” o “alterados/ansiosos”, hablar muy rápido de muchas cosas distintas, estar inquietos, irritados, o “sensibles”, tener problemas para relajarse o dormir, creerse capaz de hacer muchas cosas a la vez y estar más activos de lo común, hacer cosas arriesgadas, como gastar mucho dinero o tener sexo sin cuidado alguno Mientras que en el episodio depresivo puede ocurrir: sentirse muy “deprimidos” o tristes, sentirse preocupados y vacíos, tener problemas para concentrarse, olvidarse mucho las cosas, perder el interés en actividades divertidas y volverse menos activos, sentirse cansados o sin energía, tener dificultad para dormir, pensar en la muerte o el suicidio.Cabe destacar que puede presentarse un trastorno bipolar tipo 1, o tipo 2 (con hipomanías – presentaciones aplacadas de la manía), y formas aun más leves de este desorden; por ello hoy en la comunidad científica se habla de “espectro” bipolar, como un gradiente de afectación en este sentido. Es recomendable la interconsulta o la consulta al médico psiquiatra especialista en casos de sintomatología como la descripta ya que los estudios reportan tasas altas de diagnostico erróneo y demora en el diagnostico certero de trastorno bipolar. Es imprescindible el tratamiento farmacológico; pero se hace muy deseable además que el paciente emprenda una psicoterapia focalizada con un profesional idóneo en dicho cuadro clínico para que pueda, entre otras cosas: aprender sobre sus propios síntomas, que serán los comunes al desorden que padece pero a su vez, tendrán una forma y ritmo de presentación particular en él (esto es fundamental y se realiza mediante un proceso de Psicoeducación); para así reconocerlos, estar prevenido y amortizar el daño en la calidad de vida mediante estrategias desarrolladas junto al terapeuta para lidiar con pensamientos, emociones e impulsos difíciles que de otra manera traerán aparejado un sufrimiento agregado al hacer mella en los aspectos importantes de la vida de la persona (desde lo interpersonal, laboral, hasta en la autoestima). La adherencia (compromiso) al tratamiento farmacológico es otro objetivo fundamental de la psicoterapia, ya que suele ser un desafío para éstos pacientes. Por último, cabe mencionar, que las sugerencias antes referidas redoblan su importancia en tanto las estadísticas de suicidio en paciente con trastorno bipolar son altas. El tratamiento farmacológico en conjunto con la psicoterapia cognitiva conductual es una elección de primera línea para abordar este desorden y mejorar la calidad de vida de las personas con desorden bipolar.Colabora: Lic. Anahi Sánchez Gil NavarroDepartamento de Psicoterapia de la Fundación [email protected]





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