La realidad no suele ser amiga de los optimismos rampantes y si se miran los números sin aditamentos, se hace necesario observar estos pronósticos con calma, sobre todo cuando aún desde el área oficial se proyectan señales contrastantes. El Indec, por caso, informó este jueves que el PBI argentino cayó un 2,1% en el segundo trimestre de 2016 frente al primer trimestre del año, en tanto que respecto al año pasado cayó 3,4%.Según el Indec la recesión se mantiene y en el primer semestre acumula una contracción del 1,7% en relación al mismo período del año pasado. El Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción contrapunteó el diagnóstico, ya que estimó una caída de 14,1% en la actividad de la construcción para el mes de junio en un reciente informe; equivalente a un retroceso de 10,8% en los primeros siete meses de 2016.El repunte de la obra pública en algunas regiones, unido a los planes de reactivación de obras a partir del año próximo, moderan el impacto de estos números, pero lo hacen sólo en potencial y con algunas señales que obligan, al menos, a moderar el optimismo. Una seria advertencia provino del reciente informe de Idesa; en el Presupuesto 2017 la deuda pública se incrementará en unos 37 mil millones de dólares, en tanto para gastos de capital habrá 13 mil millones, de la misma moneda. “Esto implica que sólo 1 de cada 3 dólares de aumento de la deuda pública se destinará a inversión pública”, concluye Idesa. El Instituto apunta a un elevado y creciente déficit fiscal que se sostiene con colocación de deuda, mecanismo de ya conocidas consecuencias en estas tierras que no se lleva bien con las proclamas de austeridad del Gobierno central.





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