El conocido doctor Eneko Landaburu, de Leandro N. Alem (Misiones), dedicado por el momento a tareas de divulgación, nos envió el siguiente material para que comprendamos a este maravilloso compañero que es nuestro cuerpo físico, con sus emociones y pensamientos.1 “El cuerpo humano, es Sabio, Poderoso y muy Complejo (unas cien billones 100.000.000.000.000 de células diversas están trabajando conjuntamente en armonía). La misma inteligencia que nos construyó a partir de una célula microscópica (el óvulo fecundado), persiste en nosotros y busca lo mejor. Nuestro cuerpo contiene un “instinto de conservación”, un médico o mecánico interno, con una sabiduría ancestral. Nuestras células fueron inventadas hace unos 1.700 millones de años. Las superabundantes bacterias que poblaban el planeta, debido a la falta de espacio, agua y alimento, decidieron solidarizarse e inventar la célula con núcleo, que forma nuestros tejidos.2 Siendo el cuerpo tan sabio y tan complejo, cuanto menos intervengamos en su orden natural (medicamentos, plantas medicinales, intervenciones quirúrgicas, otras terapias), correremos menos riesgos de equivocarnos. Cuidado con todo aquello que se diga “medicinal”, que por lo general son sustancias venenosas que interfieren en el orden natural y fuerzan al cuerpo a reaccionar de formas que no desea. Pueden aliviar malestares momentáneamente para luego tener recaídas o desplazarse el malestar a otra parte del cuerpo.3 La enfermedad es consecuencia del cansancio y la intoxicación consecuente. En situaciones adversas e inadecuadas, el cuerpo se agota y queda sin fuerza suficiente para mantenerse limpio. La enfermedad no es consecuencia de una agresión microbiana sino una acción defensiva contra una contaminación interior intolerable. Las crisis agudas como el vómito, la diarrea, la fiebre, la tos, el estornudo, la mucosidad, el sarpullido, el grano, la inflamación o congestión, con su dolor consecuente, etc. son mecanismos extraordinarios e inteligentes de limpieza. Con la inapetencia, la debilidad, la frialdad, la tensión baja, el estreñimiento, la digestión lenta, las extremidades frías, etc. el cuerpo está diciendo que está “cerrado por reparaciones”, que está necesitando de un período especial, para poner en orden el interior, y que para ello necesita todas las energías para el trabajo interior. Los malestares crónicos como el infarto, la artrosis, la osteoporosis, la arteriosclerosis, el cáncer, envejecimiento del sistema nervioso… son procesos destructivos al estar expuestos por un tiempo a un exceso de tóxicos…” (continuará).Colabora: Hilda GonzálezExperta en cocina [email protected]





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