Generalmente las crisis obedecen a algún tipo de cambio, ya sean internos o externos. En la actualidad el mundo cambia vertiginosamente debido a los adelantos tecnológicos, la globalización, etc., con lo cual las crisis son más frecuentes. En las crisis se pone a prueba nuestra capacidad de reacción, la capacidad de tomar decisiones, la calidad humana de las personas, etc.Ahora bien, cuando una crisis se produce en una empresa familiar, no sólo pone a prueba a la empresa, sino también a la familia.En los procesos de resolución de conflictos que se llevan a cabo en las empresas familiares, suelo observar que ante las crisis los integrantes suelen “empantanarse” buscando culpables a fin de dar una explicación a lo ocurrido. Pierden mucho tiempo y desgastan relaciones pensando a quién atribuir la situación, pensando qué otra cosa hubieran podido hacer. Proceder de esta forma resulta muy caro, no sólo a la empresa ya que se produce una paralización en el proceso de toma de decisiones sino también a la familia.Quedar atrapados en esta situación produce un clima tenso. Se empobrece la comunicación, se termina el diálogo sincero para dar paso a echar en cara las cosas, predominando un sentimiento de frustración que no hace bien a nadie.Esta situación no es intencional, a nadie le gusta vivir de esta forma, casi siempre sucede por no conocer otra forma de resolver las cosas.En estas circunstancias conviene trabajar con los integrantes de ambos sistemas cuestiones tales como la percepción, la emoción y la comunicación. Muchos conflictos para ser superados dependen de procesos de comunicación que, a la vez se ven atravesados por las emociones y las percepciones de las partes.Hacer conscientes estos tres factores, en tanto corazón del conflicto, teniendo en cuenta que la percepción que cada uno tiene del conflicto no implica que esta SEA la realidad, sino tan sólo el punto de vista de quien se expresa. Aclarando también que la comunicación no es acusar ni contestar, sino que se puede aprovechar como análisis interno en un primer lugar para poder clarificar lo que necesitamos y expresarlo en un mensaje “yo”, y que, todo ello está teñido de emociones que debemos identificar antes que actuarlas, es un buen primer paso. En base a esto podremos comenzar a armar el mapa del conflicto, para diferenciar, entre otras cosas si la crisis proviene de la familia o le es propia a la empresa. Esta primera etapa nos va a permitir una evaluación y diagnóstico sobre lo que está sucediendo. Para ello se suelen realizar preguntas “llave” cuya respuestas nos van a permitir establecer los intereses de las partes, su jerarquización, objetivos y un plan de trabajo futuro.Los conflictos son como el agua, en exceso nos inundan y pueden destruirnos, si escasean impiden nuestro crecimiento, de allí la importancia de diseñar un sistema de resolución a medida de la empresa que nos permita utilizarlos como estímulo que nos permita crecer, fortalecer relaciones y mejorar la calidad de vida. Colabora: Valeria [email protected] 3764-510132





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