Un león que tenía sed fue a beber a un río. Cuando se vio reflejado en el agua pensó que se trataba de otro león, así qué salió corriendo. Volvió varias veces, pero al verse reflejado, temía y salía huyendo. Un día, casi muerto por la sed, metió el morro para beber en el río y vio como la imagen del otro león desaparecía."Así suelen funcionar los miedos, en base a la imaginación, hasta que son enfrentados y desparecen.Tener miedo no siempre es negativo ya que nos protege de ciertas situaciones, anclarnos en él como excusa para no actuar, es otro tema. Probablemente sea la consecuencia de tapar esa emoción en lugar de gestionarla.Si sólo nos esforzarnos en “pensar adecuadamente” y obviamos los sentimientos, seguiremos desconectados de nuestras necesidades. Llegó a una mediación un joven con miedo a que lo agredieran unos chicos de otro curso, se escondía cada día al salir de clase. Contó que su padre, al saber esto, le aconsejó lo mejor que pudo diciéndole: “los chicos no tienen miedo, hacé lo que tenés que hacer”. El chico, desde entonces, comenzó a actuar desde esta premisa. Pensaba que su miedo no era adecuado y se avergonzaba de sentirlo aunque siguiera presente. Actuaba desde un “no puedo tener miedo y si lo tengo me aguanto, me enfrento y asumo lo que tenga que pasar, es lo que debo hacer”. Esta premisa lo condujo a dejar de arrinconarse pero, al no saber gestionar su verdadero sentimiento, -el miedo-, comenzó a agredir para protegerse. Seguía teniendo miedo pero lo “acallaba” golpeando. No gestionó en forma adecuada su sentimiento, ya que no siguió el camino que este le indicaba hacia la necesidad insatisfecha de seguridad. A veces lo que sentimos se mezcla con lo que pensamos, con nuestras creencias limitantes y nuestros miedos y eso no nos permite descubrir lo que en realidad necesitamos.Sólo conociendo y entendiendo cual es mi necesidad insatisfecha podré actuar para satisfacerlo y solucionarlo. El sentimiento nos da la pista, nos ayuda a conectar para protegernos. Por eso es importante bucear en lo que sentimos para orientarnos hacia lo que tenemos que solucionar.Expresar nuestra vulnerabilidad puede ayudarnos a resolver una situación conflictiva. Humanicemos lo que ocurre y conectemos con el lado humano de la otra persona, ya que, de lo humano todos entendemos. Lo que no se habla se actúa, y cuando no se puede, se simboliza en el cuerpo. En mediación ayudamos a discriminar pensamientos que ocultan la verdadera emoción, este proceso es esencial para desbloquear el interés emergente y orientar el acuerdo. Utilicemos el gran poder de las palabras como herramienta para disipar nuestros miedos y así profundizar nuestro camino hacia la paz.Colabora: Valeria [email protected] 3764-510132





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