(Nota publicada el 31 de agosto de 2011)Desbordado por la situación de extrema pobreza y sin recibir asistencia social, un hombre oriundo de San Vicente advirtió que abandonará a su familia porque ya no logra obtener los recursos materiales para mantenerla.Se trata de Evaldo Olivera, cuyo nombre se hizo público hace dos semanas cuando arribó a Posadas para realizar tratamientos médicos a sus dos pequeños hijos (de dos y cinco años) que presentaban un cuadro de desnutrición.“Lamentablemente no me queda otra, estoy a punto de abandonar a mi familia, mi circunstancia ya no da más, se está complicando mi salud, no tengo cómo sustentarme ni sustentar a mi señora y a mis hijos, soy un hombre enfermo; ella es discapacitada mental y analfabeta”, expresó desesperado.Hace seis meses, él y su pareja, Alicia Astemberg, viajaron a Posadas por cuenta propia a golpear puertas, ya que en su pueblo no había mejorías para sus pequeños.Posteriormente continuaron recorriendo hospitales y otras instituciones en busca de ayuda para revertir el bajo peso de los niños.Residente en una humilde barriada en las afueras de San Vicente, de precarias casitas de madera y techos de cartón, Olivera suele arrimar algunos pesos a la casa haciendo changas.Tareas livianasPero no siempre hay suficiente trabajo, más aún para alguien como él con la salud quebrantada. “Yo soy enfermo, tengo una costilla rota y otra fisurada, además problemas en la columna; en la tarefa (cosecha de yerba) solía juntar hasta dos mil kilos de yerba por día, pero ahora no puedo hacer tanta fuerza, tampoco trabajar en un aserradero”, explicó.El changarín aclaró que no le gusta vivir de limosnas, de la ayuda de la Comuna o de la asistencia social. “Por eso lo que pido es si alguien puede donar una motoguadaña, será de gran ayuda para mí, porque de esa manera voy a poder trabajar cortando pastos y malezas en San Vicente; allá hay muchas changas de ese tipo”, solicitó.Con respecto a la salud de sus hijitos, dijo que ambos están experimentando una gran mejoría, “comenzaron a subir de peso, pero todavía deben realizarse algunos estudios”.El niño de dos años tenía un peso de doce kilos y padece toxoplasmosis, según contó el papá. La nena de cinco, pesa catorce kilos y sufre glucemia. “Yo hice los papeles para cobrar la asignación universal, pero hasta ahora no cobré nada, por ninguno de los cuatro; lo único que tenemos es la tarjeta magnética del comedor, pero viene 128 pesos cada dos meses; pero yo ya me cansé, ya no voy a mover ningún papel, porque si pierdo un día de trabajo, no puedo darles de comer”, anunció Olivera.El grupo familiar se encuentra alojado en el albergue del Seguro Provincial de Salud, ubicado en la calle Bonpland casi López Torres.Ante la pregunta de cómo se las arreglan para conseguir el alimento diario, contó que con las changas “compro carne, algún yogurt para los chicos; pero cuando vemos que la comida no va a alcanzar, entonces les dejamos a ellos y nosotros comemos cualquier otra cosa o no comemos”.AgradecidoEl hombre expresó su agradecimiento a los posadeños “que son realmente muy caritativos y solidarios, siempre nos ayudan; en el hospital Madariaga todos nos trataron muy bien, desde los médicos, los que dan los turnos, los guardias, los enfermeros; allí realmente se nota que hay seres humanos y no animales, como en el hospital de San Vicente”.Finalmente se mostró apesadumbrado por todo lo que le está pasando: “Qué pasa si abandono todo, se derrumba todo, lamentablemente voy a tener que hacerlo, porque no queda otra, de dónde voy a sacar recursos para dar de comer a mi familia?” dijo.





Discussion about this post