"Somos parte de la historia, ese es nuestro gran orgullo", resumió Olga Guayaré, comerciante hace 36 años en el Mercado Modelo La Placita. En una recorrida de PRIMERA EDICIÓN por este espacio tradicional de la capital misionera, los comerciantes compartieron algunos recuerdos. El 27 se celebrarán 60 años de su creación y organizan grandes festejos para disfrutar en familia.“Solidaridad, ese es el valor que nos une y que nos ayudó a crecer, a levantarnos luego del último incendio en 1989”, señaló a este Diario Lidia Candia, quien hace 42 años abrió su local en La Placita y ahora ya se está jubilando.Y esa solidaridad se evidencia a simple vista en el trato con los compañeros del sector, la ayuda tanto para cuidar un ratito el local si uno tiene que salir unos minutos o como para cuidar a un bebé mientras su madre atiende a los clientes.“Yo tengo montones de ahijados y compadres acá, y en cada sector los niños van creciendo, los cuidamos entre todos, estamos atentos”, agregó Candia.Claudio Acosta resaltó que la ayuda siempre está presente. “Hay épocas más difíciles, hay veces que a un rubro no le va muy bien, y si necesita ayuda, uno le presta plata…las paseras hacen eso, a veces algunos no tiene para pagarles, ellas igual te traen la mercadería y te la dejan, y luego se le paga cuando puede; lo mismo con los comedores, te traen la comida igual y se le paga al otro día”, destacó con entusiasmo.Por su parte, Elizabeth Enríquez, quien junto a estos comerciantes también participa en la organización de los festejos, destacó que “la Municipalidad nos acompaña en la organización. Y todos están colaborando con fotos para armar un álbum y un video, y con todo este proceso, surgieron un montón de recuerdos y de imágenes muy emotivas que algunos tienen guardadas en sus casas”.Gran sorteoEn este mes aniversario, todas las compras reciben un cupón para el sorteo de más de 200 premios provistos por los diferentes locales. El premio mayor: una moto.Se sortearán el próximo sábado 27 en el marco de la gran fiesta que será en calle Sarmiento y avenida Roque Sáenz Peña, integrando a la Plaza de las Villenas, donde ahora está la cancha de básquet. Ese fue el lugar donde todo comenzó en 1956 y también el espacio donde trabajaron tras el incendio de 1989, en el cual muchos perdieron la totalidad de sus mercaderías y debieron comenzar de nuevo, sin nada. “Fue muy duro, estuvimos un año trabajando afuera, esto era todo de madera y había que construir. Cada comerciante autogestionó su local”, resaltó Enríquez. Actualmente son 255 locales los que funcionan en La Placita. Detrás de cada uno hay una o más familias que se sostienen gracias al comercio. Un modelo“Este sistema es único, por eso se habla de mercado modelo. Hasta La Salada de Buenos Aires busco copiarlo”, indicó Acosta. Esta mixtura entre feria y shopping, tiene su singularidad en el trato de igual a igual entre comerciante y cliente. La frase “no tengo pero te consigo” así lo resume.“La clave es asentarse en un rubro, porque así uno se hace de clientes, los mantiene, y es fundamental ese compromiso, de vender productos de calidad”, indicó Olga, quien a los 24 años con intención de independizarse, comenzó a trabajar con una tía que tenía su local. Primero con ropa para bebés que traía de Buenos Aires y de San Pablo, Brasil, luego con lencería y hace varios años con ropa deportiva, indicó que logró consolidarse en ese rubro. Mejorar de a pocoLos vendedores destacaron que tras varios años de “estar en el olvido” de la agenda política, hoy ven un mayor respaldo municipal. “De a poco estamos organizando un poco los espacios, por ejemplo, ahora no se puede exhibir todos los percheros en los pasillos, porque la idea es que los clientes puedan caminar más cómodamente. Es un cambio que por ahí algunos no quierieron aceptar, pero es para mejorar y favorecer al trabajo de todos”, explicaron. En los pisos una línea amarilla que demarca en todas las zonas, qué parte de los pasillo se puede usar para exhibir y cuál hay que dejar libre de obstáculos.“Queremos revivir nuestro patio interno, que es un pulmón necesario para La Placita”, señaló Olga señalando el árbol seco que un par de años atrás se terminó secando tras una poda drástica realizada sin cuidados.Cuatro generaciones“Aquí muchos tuvieron su primer trabajo, y siempre el que viene con necesidad puede encontrar una mano que le ayude, ese es el valor social que tiene La Placita”, señaló Candia con orgullo.“Acá se formaron miles de familias, acá se conocen, forman parejas, se casan, nacen los hijos, y luego esos hijos son los que continúan trabajando en el local. La llave pasa de mano en mano y ya son cuatro generaciones”, indicó Acosta.Un pasillo con aromas“Lo que más piden los turistas es rapadura, yerba compuesta, algún mate”, señaló a PRIMERA EDICIÓN Elsa Ojeda, quien hace 35 años trabaja en el mercado modelo. Su local está en el pasillo de los yuyos al que se ingresa por calle Sarmiento, un verdadero paseo de aromas, sabores y color.Oriunda de Colonia Campichuelo, Paraguay, ahora reside en Villa Cabello. Su puesto se destaca por el orden, con productos variados que van desde yerba en bolsa de lienzo, porotos y harina de maíz que vende por peso, quesos, y cientos de compuestos de extractos de yerba para todas las afecciones. A un costado en una mesita, la gran espiral de tabaco con melasa que se vende por trocitos.“Aquí son todos muy buenos compañeros, nos cuidamos entre todos”, destacó. A sus espaldas se despliega un altar con afiches e imágenes de la Virgen de Fátima y de San Cayetano que en sus colores, denotan el paso de los años. “Ellos me protegen”, resaltó Elsa.“Parece que todo comenzó con una vela”Don Pablo Vega trabaja desde 1962 en La Placita. Entrevistado por PRIMERA EDICIÓN, recordó el día del último incendio, del 7 de septiembre de 1989. “En un puesto de allá arriba parece que empezó todo. Alguien había usado una vela, parece que cayó y comenzó a prender fuego”, indicó. Con los gritos de alarma comenzaron las corridas y salieron intentando salvar algo de mercadería. “La mayoría perdió todas sus cosas. Y quedamos en la plazoleta, con nada”, recordó.Costó más de un año volver a rearmar el mercado.Don Vega actualmente tiene un local de electrónica. Sus hijos también trabajan en La Placita, en otros locales del mismo rubro. “Antes vendía de todo un poco, empecé con productos de almacén, verduras que las paraguayas cruzaban en la lancha y nos traían. También vendí ropa de cama, hasta que comencé con electrónica”, indicó.





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