Muchas de las mujeres que asistieron a la “Falsa Boda” me dijeron que ellas también pensaron en participar en el casting, realizado un mes atrás. La mayoría pensamos en actuar como la “novia” o la “madrina”, pero no nos animamos. Finalmente llegó la gran noche, tan esperada. Ese sábado 6 a las 23.30 más de 300 personas nos vestimos de gala. Las mujeres llegamos con vestidos elegantes, zapatos altos y el cabello con estilo, muy coquetas. Los chicos, de traje y corbata. Todos puntuales, con las “tarjetas de invitación” en mano, esperamos en la puerta del salón del segundo tramo de la Costanera.Nos recibieron dos jóvenes, vestidas de negro, con una carpeta donde estaban nuestros nombres. Todo estaba listo para vivir la primera gran Falsa Boda en Posadas. Ya en el salón me crucé con “los padres” de la “novia”. Nos saludamos con un abrazo y me agradecieron por estar allí, acompañando a “Sofía”. Me di cuenta que también era protagonista y debía actuar.Me llamó la atención un señor que caminaba entre la gente, llevaba sombrero y un libro bajo el brazo: era el “juez de paz”. Estaba algo fastidiado. Me acerqué y le pregunté qué le ocurría, me contestó: “esto me preocupa. ¿Dónde estará la novia? Se habrá arrepentido”. Era casi medianoche. “Bruno”, el novio, estaba ansioso. Se movía de un punto a otro hasta que la música se detuvo. Había llegado el momento. Los “padrinos” despejaron la pista y todos formamos un solo camino que llevaba al altar, allí esperaba el “novio”. El “juez” abrió el libro y comenzó la ceremonia.La “novia” ingresó de blanco impecable y del brazo de su “padre”. Dio pasos lentos y elegantes. Ella era el centro de atención de una gran fiesta y la aplaudíamos. Estábamos en una boda, era emocionante. La velada parodió todos los rituales del casamiento pero, con una vuelta de rosca por parte de los actores que interpretaron a la falsa pareja. Y cuando se disponían a dar el: “sí, quiero”, uno de los padrinos protagonizó la escena más novelesca: se arrodilló frente a la madrina y le propuso matrimonio. De este modo, Posadas celebró, en una velada, dos falsas bodas que se sellaron con fuegos artificiales. Minutos después, las chicas pelearon por el ramo de la “novia”. Le siguió el cotillón, un carnaval carioca y la clásica torta. Finalmente, las luces se fueron apagando cerca del amanecer y así se fue despejando el salón, donde se celebró la primera Falsa Boda que, seguramente, no será la última. Por Susana Breska [email protected]





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