Señora Directora: Días atrás viajaba por la Ruta Nacional 12, hacia el norte de la provincia, cuando me crucé con un viejo vehículo, corroído por el óxido y el tiempo, que circulaba, tosiendo y con lentitud, en sentido contrario. Al verlo, me pregunté si el camioncito estaba en condiciones de seguir circulando por una ruta transitada y peligrosa como la que se extiendo a lo largo del río Paraná.Mi duda era si contaba con la correspondiente verificación técnica vehicular y si existía alguna autoridad capaz de verificar esa situación, ya que dudo –y especulo– si no podía significar un riesgo más en tan peligrosa ruta, ante cualquier eventualidad de emergencia que requiriera una reacción y el funcionamiento a pleno de volante, freno o acelerador.Si bien no son muchos los coches que en esas condiciones se ven en la ruta y algunas calles de cualquiera de las poblaciones misioneras, me parce indispensable que las autoridades responsables de ese control (Gendarmería, Policía provincial y agentes municipales) pongan mayor celo en ellos que, si bien no son exclusivos para esos casos, pueden protagonizar alguna tragedia. Y aunque no fuesen similares, tener con ellos el mismo cuidado que se tiene con los tractores y otras máquinas cuya circulación está casi totalmente restringida en las rutas argentinas.Vale recordar además que el buen estado del vehículo, además de la del conductor es también responsabilidad de esas autoridades.





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