Señora Directora: La administración de la comuna de Montecarlo tuvo la positiva iniciativa de establecer la aplicación de un decibelímetro, un instrumento de moderna invención y que indica el volumen de todo ruido fuerte o molesto. Es el caso de los controles de ruidos molestos provenientes de los caños de escapes de los vehículos automotores como de motocicletas.Además de la correspondiente multa, la persona infractora, deberá readaptar el escape original, tanto en el automotor como en el de la motocicleta. ¡Otro aplauso!Tanto Oberá como Puerto Rico y Montecarlo son las reinas de la mentalidad localista. Las autoridades comunales siempre fueron criadas en el lugar donde como mayores ejercieron funciones en su pueblo en su pago y siempre tuvieron la colaboración de sus habitantes, porque ellos veían y ven el accionar positivo para su localidad, su pago, su ciudad.Tanto Puerto Rico como Montecarlo hace años tienen su sistema cloacal instalado con recursos genuinos; hace años tienen procesadoras de reciclaje de residuos orgánicos. ¡Vaya otro aplauso!Y hace años que en Eldorado se habla de la instalación del servicio cloacal. No sé cuántas empresas empezaron y nunca terminaron nada y se fueron. Pero sería muy bienvenida la aplicación del decibelímetro, porque de más de tres mil motos solo cien tienen el escape original. En las demás, corren a toda velocidad, adelantándose por la derecha, zigzagueando entre los automóviles, comprometiéndolos en su responsabilidad, estacionan en cualquier parte, etc.Si Héctor H. Ligorria aún viviera –que era cordobés más que puro, era y sería más localista que miles de eldoradenses- hubiese logrado todo lo que ya tienen Puerto Rico y Montecarlo. Mi reverencia ante las dos Intendencias. ¡Vamos todavía!





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