Señora Directora: Indudablemente el fútbol es el deporte más popular del mundo, pero también el más conservador. Es el que menos cambios ha tenido a lo largo de su historia y muy diferente a otros que modifican sus reglas permanentemente. Por ejemplo, el básquetbol que cada cuatro años actualiza normas y procedimientos; o como apreciamos en el voleibol que ha logrado una dinámica muy atractiva en los últimos tiempos. Mientras, el fútbol mantiene una larga rutina para las definiciones de los torneos considerados más importantes, como competencias continentales. Copa América – Copa Europa) o copas mundiales, que determina en los partidos finales que terminan empatados, agregar dos periodos suplementarios, y si persiste la igualdad se resuelve con remates desde el punto de la pena máxima (penales, que es más o menos, como tirar la moneda para clasificar al campeón.Inconcebible es lo ocurrido en la Copa América que acaba de concluir, en la que dos representaciones finalistas terminan empatados con seis partidos disputados cada uno, en los que el equipo argentino sumó 16 puntos, mientras el equipo chileno logró 13; pero además con el agravante de que el vencedor del partido disputado entre sí (2 a 1) queda como si fuera derrotado por el infortunio de los penales. Esto es igual que darle el mismo valor e importancia a 120 minutos de juego (esfuerzo) que a cinco minutos que necesitaron los remates desde el punto del penal. En otras modalidades de competencias, la representación argentina debió ser coronada automáticamente campeona porque no fue derrotada por el equipo chileno en los tiempos reglamentarios y complementarios de juego. Aclaro que el penal sólo se cobra en circunstancias del juego del área grande, ante una falta del defensor considerada por el árbitro o ante una pelota jugada intencionalmente con la mano por un defensor. Si el sistema de competencia adoptado fuera el de eliminación simple, la representación chilena se hubiera ido a casa después del primer partido.Mi opinión al margen de los méritos que pudo haber tenido o no la representación chilena, es que las normativas para torneos de tanta transcendencia es injusta y que la anacrónica y cavernícola dirigencia del fútbol, me refiero a los de altos niveles (nacionales, continentales, mundiales), debe buscar modalidades más criteriosas y equilibradas para definir a una representación ganadora de eventos tan importantes. Al respecto sugiero: si el período reglamentario (90 minutos) finalizara igualado, que se juegue uno o más tiempos suplementarios de 25 minutos hasta que uno de los equipos convierta un gol (gol de oro o muerte súbita), diferencia que clasificaría automáticamente al equipo campeón. Propongo además que en períodos suplementarios se autorice al cuerpo técnico a utilizar a cualquiera de los jugadores del plantel de 23, al margen de los tres reemplazos permitidos para el período reglamentario.El fútbol también debe modernizarse y utilizar la tecnología existente. Clara experiencia en la Copa América cuando un jugador colombiano, en evidente y flagrante acción con la mano, convierte un gol que elimina injustamente al equipo brasileño. Situación no observada por el juez de línea ni por el árbitro uruguayo que desesperadamente buscaba alguien que lo auxiliara. ¿Así como en el básquetbol que en una superficie de 28 x 15 metros controlan tres jueces o el voleibol que en un rectángulo de 9 x 18 m. cuenta con dos jueces y dos auxiliares; por qué el fútbol en un espacio tan extenso que puede llegar a ser de 120 x 70 m. tiene que ser dirigido por un solo árbitro y la ayuda de dos jueces de línea? Sería más lógico dos árbitros y la colaboración de cuatro jueces de línea. Todo se puede… y que dirigentes del fútbol provincial transmitan estas sugerencias a los que están o estarán en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Los cambios deben ser de abajo (tierra adentro) hacia arriba. El fútbol necesita cambios, pero antes renovación de dirigentes.





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