El abanderado mbya guaraní descalzo se viralizó en las redes y llegó a los medios nacionales. Impotencia, desconcierto, dolor, tristeza, solidaridad… muchos son los sentimientos que despertó en todo un país la imagen de este alumno de una escuelita misionera que, sin zapatos, portaba con orgullo la enseña patria en el acto por el Día de la Bandera, el pasado 20 de junio. Sin embargo, detrás de esta postal social se esconde mucho más que la falta de un par de zapatillas.Si bien este niño asiste a la Escuela 948, ubicada en la aldea Ñamandú, asentada en el Parque Provincial Salto Encantado, en el Valle del Cuña Pirú, a unos 25 kilómetros del centro de Ruiz de Montoya, su realidad no es diferente a la de la mayoría de los guaraníes de la provincia que deben hacer frente a carencias impensadas para muchos, como la escasez de alimentos, el no acceso a los sistemas de salud, la privación de tierras, la falta de agua potable y energía eléctrica.Situación que se constata con sólo seguir el hilo de los comentarios en Facebook, donde desde la institución invitan a “visitar esta escuela y compartir para ver la cruda realidad”. E insisten en que “casi todos los niños están sin zapatos, sin una casa digna, sin agua y sin luz. La lucha aquí, desde la escuela, es brindarles con mucho sacrificio un plato de comida, ya que todavía no contamos con comedor. Es una escuela nueva y de jornada completa además, es decir, de 8 a 16; a más de 24 kilómetros del pueblo más cercano. Mi mayor preocupación no son los zapatos todavía. Cada día debo conseguir alimentos para el día siguiente. Estoy orgullosa de nuestros logros, que para mí son muchos”, escribe una de las docentes. Mucho más que zapatillasLa foto que se viralizó en las redes y ocupó títulos en los medios nacionales que muestra a un abanderado descalzo despertó todo un debate sobre si la falta de zapatos es por cultura o pobreza. Pero la verdad es mucho más compleja, dura y menos icónica de lo que parece. Para la médica Mariana Mampaey, que hace 22 años atiende a las comunidades aborígenes de Ruiz de Montoya, la circulación de esta foto hizo visible un problema “que es crónico, que siempre fue así, las redes sociales sólo permitieron que se vea”.Para la médica, los dos principales problemas de las poblaciones mbya son la falta de propiedad de las tierras que ocupan y la problemática nutricional. Las asignaciones universales “no alcanzan para cubrir las necesidades. Las comunidades también plantan, pero la alimentación que están recibiendo no alcanza para la nutrición correcta de un niño, sobre todo en la ventana de los mil días, es decir, los nueve meses de embarazo y los dos primeros años de vida, que es cuando se juega todo, incluso el desarrollo intelectual, si en ese período están desnutridos después no tendrán la capacidad cognitiva para salir de la pobreza”, dijo, dejando entrever que se generó y continúa generando un gran círculo vicioso del que no será sencillo encontrar la salida.Mampaey fue un poco más allá y puso en evidencia “la altísima mortalidad que hay entre los niños indígenas, que en Misiones no se está controlando”, puesto que está incluida en los registros de toda la provincia, no se hace una evaluación discriminada. Y aclaró que en Ruiz de Montoya tienen una estadística hecha desde 2006 a 2013, “que da cuenta de que el 91% de los niños hasta seis años fallecidos son indígenas, solamente el 9% es no indígena, o sea, mueren diez veces más chicos mbya”.Falta de tierras La médica señaló que “uno de los mayores problemas de las comunidades es la falta de tierras. La Escuela 948, por ejemplo, está construida sobre un parque provincial, gracias a que hubo una donación privada para los indígenas, sino hubiera sido imposible. Ahora las autoridades están mucho más sensibles, pero hasta hoy todavía no se hizo el reordenamiento territorial en Misiones, tampoco en Salta y Formosa, porque somos provincias ‘baroneras’”.A su entender, “el asistencialismo es pan para hoy y hambre para mañana, pero sirve, porque si yo tengo la panza llena, hoy por lo menos ya no sufro, pero lo correcto sería cumplir con las leyes y que no se desvíen los fondos que son para estos programas. Para remediar los años de ausencia habría que, primero, dar la seguridad de la tierra, que las poblaciones estén seguras, sin miedo a ser expulsadas, como pasó justamente en Ñamandú, en 1995, cuando Gendarmería irrumpió porque estaban viviendo en el parque y les quemó las casas, algo que hoy no pasaría”, opinó.Asimismo, abogó por que se genere “un momento de concientización y que la sociedad se dé cuenta de que son parte de nuestro pueblo, parte nuestra, son habitantes de Argentina, están vivos, que tienen necesidades y que nosotros, como sociedad envolvente, los expulsamos”.Sin luz ni aguaAl ser consultado por PRIMERA EDICIÓN, el intendente de Ruiz de Montoya, Daniel Schweri, admitió que “si bien siempre falta algo, la aldea Ñamandú no está mal” y justificó la ausencia de infraestructura con la forma de vida de las comunidades. “Somos una de las municipalidades que más aldeas atiende, en salud, vivienda, situación de caminos, Ñamandú es una de las más alejadas. La escuela tiene una matrícula de aproximadamente ochenta alumnos y aún le está faltando energía y se abastece del agua de una vertiente”, describió.La atención de la opinión pública nacional sobre las carencias de los niños aborígenes en Misiones puso nervioso a más de uno y no faltaron los que trataron de quitar veracidad a las imágenes diciendo que la foto estaba armada. Otros incluso optaron por cuestionar al abanderado que no declinó llevar la enseña patria por no tener zapatos. Este es el caso de uno de los referentes del Consejo de Educación Indígena, Jorge Acosta, quien indicó en diálogo con este Diario que “es una situación que uno puede analizar desde lo profundo y en la realidad en la que nos encontramos, creo por un lado que un alumno de séptimo grado ya tendrá esa mentalidad de no aceptar portar la bandera estando descalzo, por otro lado, uno piensa que si el docente sabe que el alumno va a salir públicamente o en los medios, es como que aprovechemos el momento para que desde alguna parte nos den una respuesta a las necesidades que estamos teniendo en la comunidad, no solamente en las prendas personales”.Acosta añadió que esta imagen la usó “una persona que no es representante de los pueblos originarios, sino por alguien de afuera”. Y agregó que “cuando la escuela se encuentra dentro de una comunidad y solamente asiste la población indígena, los alumnos van como están, si no tienen zapatillas, van sin zapatillas, porque el chico no siente la discriminación de los demás, por otro lado, ya que el
medio está, la gente puede aprovechar el momento” para publicaciones como esta.





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