Señora Directora: No sé cómo expresar el malestar que me provoca observar que nuevamente nuestro presidente Mauricio Macri celebra una fecha patria rodeado de funcionarios y policías, pero alejado del pueblo para quien depositó en él la confiaza para que nos gobierne. Ya ocurrió el 25 de mayo y sucede ahora en el Día de la Bandera, y espero que no sea la tónica que tenga el próximo 9 de julio cuando nuestra Patria cumpla 200 años de la declaración de su independencia.Una fácil lectura sería que el jefe de Estado le tiene recelo al pueblo –y los justificativos oficiales para ese enorme despliegue de seguridad así lo hace entender-, pero no creo sea totalmente así. Y aunque ha visitado varias provincias de manera subrepticia (cuando estuvo en Misiones ni siquiera entró a Posadas), hubo otros casos en que se constituyeron una fiesta pública y la participación popular fue importante; aunque no, quizás, de la magnitud que pudiesen haber deseado sus publicistas.Pero una plaza de Mayo desierta o un monumento a la Bandera sin pueblo es significativo y preocupante, ya que son aniversarios que nos identifican a los argentinos. De alguna manera es volver a los 90 cuando todas esas conmemoraciones perdieron validez y se las minimizó casi completamente, quedaron reducidas a los saludos formales de las delegaciones diplomáticas y a las ceremonias formales, vacías de contenido patriótico y nacional.No entiendo esa actitud gubernamental y espero que en tres semanas tengamos un festejo patrio excepcional, de gigantesca presencia popular y nos deje el pecho henchido de patriotismo. Tal colmo ocurrió en el bicentenario de Mayo, el 25 de mayo de 2010, cuando la fiesta salió fantástica a pesar de todas las recomendaciones de algunos medios advirtiendo –e insistiendo- con las dificultades de las que iban a ser víctimas quienes fueran a participar de esas celebraciones.Y espero que eso se repita ese próximo 9 de julio y en días previos y posteriores.





Discussion about this post