Carla Megna y María Luján Schollër son profesionales, trabajan durante casi todo el día y cuando tienen un tiempo libre descargan tensiones con sus labores manuales, haciendo lo que heredaron de sus abuelas. Primorosos delantales, toallas bordadas, repasadores pintados, detalles que a ambas les encanta. Carla tiene unos horarios “terribles”, y llega a casa cansada por el trajín, algo que también le ocurre a María Luján, sin embargo ambas se sorprenden cómo ese cansancio desaparece cuando ponen nuevamente un “manos a la obra” frente a la máquina de coser. María Luján tiene una reliquia heredada de la abuela, una Singer antigua en perfecto estado. Claro que ahora, las amigas decidieron invertir en una máquina más moderna, digital para realizar bordados. “La estamos estudiando, estamos en plena etapa de aprendizaje”, confiesa Carla.El emprendimiento si bien termina en una misma muestra, ambas vuelcan su pasión en cada labor individual. Decidieron que se llamaría La Vareta y lo comenzaron luego de una charla entre amigas. “Queríamos hacer algo que nos gustara, pero que también nos genere algún ingreso extra. Si bien las dos tenemos nuestros trabajos, no sólo queríamos sentir esta pasión sino ver cómo podíamos crear un emprendimiento y surgió esto. Nosotras hacíamos para regalar y ya luego fuimos haciendo algunos pedidos. Ahora estamos tan entusiasmadas que queremos seguir haciendo más cosas. Yo pinto y bordo, María Luján ya está pensando hacer un curso de tejido a máquina en las vacaciones” y así cada día la pasión supera todo lo que se venían planteando. Una de las propuestas que más les gusta a las clientas es la de un neceser con una toalla de mano y una crema; también les piden repasadores y los delantales son para lucirlos. Incluso la idea es bordar sábanas, como recuperando todo aquello que las mujeres hacían como parte de su crecimiento personal y como el de crear los ajuares para el bebé. Antes todo era hecho a mano, pero la falta de tiempo y las confecciones industriales dejaron a varias generaciones sin haber aprendido a tejer, bordar y coser. Incluso llegó un tiempo en que ya fue mal visto que las mujeres aprendieran manualidades porque tenían que estudiar una profesión, entonces todo se fue perdiendo, como recordando el punto smock, la vainilla, el punto cruz o el relleno. Ahora esos conocimientos se convierten en terapéuticos y terminados, son como tener en casa los individuales de la abuela, los manteles de la tía y los tejidos de mamá. ContactosLa Vareta – Blanquería tiene su página en Facebook. Allí verán convocatorias para showroom o pueden hablarles por Whatsapp al 154849480-154217682.





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