Los casos de intrusión parecieran no tener límites en esta ciudad, debido a que el último miércoles ocurrió un nuevo episodio, en esta oportunidad de un terreno situado en el Kilómetro 4 por unas setenta familias que hasta el viernes se mantenían en ese lugar, levantando sus precarias edificaciones con restos de maderas y toldos. El baldío en cuestión está próximo a un espacio verde del barrio Santa Rosa y San Antonio. De acuerdo al relato de los vecinos, unos días antes a que se produzca la intrusión un grupo de personas estuvo observando el lugar que finalmente ocuparon en forma masiva. “Primero vinieron, miraron y rozaron el predio con unos machetes y al otro día vinieron en grupo y se instalaron. Dimos aviso a la Policía, que vino, habló con ellos pero no pudieron convencerlos que se retiren”, dijo Juana M. a PRIMERA EDICIÓN, una de las habitantes de los barrios más cercanos al nuevo asentamiento.Según la información de los medios digitales de la “Capital del Trabajo” los ocupantes se resistieron a dejar el lugar ante la requisitoria policial, ratificando lo dicho por los vecinos. La información trascendió el jueves y se aguardaba que ayer las autoridades municipales se acercaran al lugar para interiorizarse de la situación, pero eso no habría sucedido. Uno de los ocupantes, Ramón G., a modo de vocero de las familias, dijo que se trata de “un grupo de familias que no tenemos dónde vivir. Ya habíamos solicitado que nos den un lugar para instalarnos. Somos casi todos familias que trabajamos de manera informal en distintas cosas. Acá hay albañiles, tareferos, gente que trabajaba en los aserraderos y que quedamos todos sin trabajo. Está dura la situación, algunos no tienen siquiera para comer”.Más adelante agregó que “no nos moveremos de acá. Nadie nos dijo que nos metamos, fue por necesidad que vinimos y en forma espontánea. Hay muchos chicos que no tienen ni siquiera para comer y nos estamos arreglando como podemos”.





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