Señora Directora: Vivo en la proximidad de dos avenidas, en cercanías de las chacras 32-33, siendo ambas calles muy transitadas de quienes ingresan o egresan a los barrios del sur de la ciudad. Hay días, sin importar la hora, que el estruendo de los altoparlantes dentro de los vehículos que por allí cruzan invaden toda la casa, opacando hasta el más mínimo sonido que haya dentro de ella e interrumpiendo cualquier conversación.Aunque, en general, ese ensordecedor ruido solo se demora hasta el siguiente cambio de semáforo, la bofetada que significa hacia nuestra propia tranquilidad es brutal. Sobre todo si esto ocurre por la noche cuando uno está durmiendo.No entiendo a esos conductores, incapaces de respetar a los demás y absolutamente irresponsables al tapar cualquier advertencia sonora que se les pudiera hacer.





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