"Si no me hubiese levantado por los gritos del sereno yo no sé si me despertaba. El humo estaba por toda la casa, sólo logré salvar mi documento. Me quedé con lo puesto", relató Marcos, el estudiante universitario que perdió todas sus pertenencias en un <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/220309/asi-quedo-la-esquina-de-villa-sarita-devorada-por-un-incendio-vea-la.html">incendio que destruyó dos viviendas del barrio Villa Sarita de esta localidad</a>.Las llamas comenzaron pasada la 1 en una casa de madera, ubicada en la esquina de las calles Eugenio Ramírez y Pedernera. En esa propiedad de alquiler residía Juan Lucero (70) junto a sus cuatro hijos; de 20, 14, 11 y 4 años, quienes lograron salir a tiempo y resultaron ilesos.De acuerdo a los vecinos, el siniestro se desencadenó debido a las precarias conexiones eléctricas que tenía ese inmueble, aunque hasta anoche los criminalistas intentaban determinar con exactitud las causas. En cuestión de minutos “la lengua del fuego llegaba hasta la mitad de la calle y tenía unos seis metros de alto. Tuvimos corte de luz porque los cables de alta tensión explotaron y la red cayó. El fuego avanzó a la casa aledaña donde vivían los estudiantes. Fue muy rápido”, explicó Hugo Benítez, vecino. En medio del desastre, un vecino alertó al 911 y poco después arribaron dotaciones de Bomberos Centro, Sur y Oeste. Fueron más de tres horas de trabajo en las cuales los efectivos sofocaron las llamas que dañaron completamente la vivienda donde residía la familia de Juan Lucero.Pero el fuego no dio tregua y se extendió a la casa donde alquilaban los estudiantes universitarios Marcos y Fabián. Las llamas, incluso, dañaron otras dos propiedades aledañas cuyos dueños constataron que varios de los electrodomésticos y muebles resultaron estropeados por el siniestro. Estaba trabajandoJuan Lucero tiene 70 años y es vendedor de hamburguesas junto a su hijo Claudio de 20. Desde hace unos meses residía junto a sus cuatro hijos en la vivienda de madera ubicada en la esquina de las calles Eugenio Ramírez y Pedernera.De acuerdo a sus vecinos, se habían mudado al barrio porque le quedaba más cerca a la zona de trabajo: la costanera. Poco antes del incendio Juan salió rumbo al trabajo en compañía de Claudio y su hija Micaela de 14 años. En la vivienda quedaron durmiendo los niños: Estefanía de 11 y Juancito de 4 años.“Ellos salieron con uno de los carritos de hamburguesas. Media hora después Juan volvió a buscar el otro carro. En ese ínterin vio el incendio. Se desesperó porque pensó que les pasó algo a los chicos”, recordó Pamela Sanabria, vecina.Según la mujer, escuchó cuando los pequeños pedían ayuda. “Uno de los vecinos puso una escalera del lado del muro y sacaron a las criaturas por el techo. El más pequeño salió descalzo con la mamadera, cuando vio al papá le dijo ‘papi la casa ya no está más’. Me dio tanta pena”. En cuestión de minutos el inmueble se consumió y el fuego se extendió a la vivienda aledaña. “Los bomberos vinieron pero la primera autobomba no tenía agua hasta que llegó la otra, sólo lograron evitar que no se siga expandiendo el fuego. La casa de Juan y sus hijos fue consumida totalmente”, precisó Pamela. Y siguió “nosotros lamentamos lo que les ocurrió. Hace dos años falleció la esposa de Juan y él, junto a sus hijos estaban saliendo adelante. Estaban muy shockeados. Pero agradecían a Dios porque estaban todos bien”, contó a PRIMERA EDICIÓN. Perdió los ahorrosOtro vecino, Hugo Benítez, manifestó que “cuando todavía estaban las llamas el hombre (por Juan) ingresó a la propiedad a buscar los ahorros. Eran los ahorros de años, hablamos de una suma importante cerca de 60 mil pesos”, precisó.Juan logró atravesar las barreras de fuego hasta el lugar donde escondía el cofre de metal con el dinero en efectivo. Sin embargo, al abrirlo sólo encontró las cenizas de sus ahorros. Pero no sólo eso, hacía apenas unos días que Juan invirtió 3 mil pesos en mercaderías para su negocio. “Compró pan y hamburguesas y lo perdió todo, el fuego le destruyó el freezer y la mercadería”, dijo Hugo. Salió de entre el humo y el fuegoMarcos, de profesión chef y estudiante de la Licenciatura en Nutrición, contó que estaba durmiendo cuando escuchó los gritos. “Me acababa de acostar porque me quedé estudiando cuando escuché que el sereno gritaba ‘fuego, fuego’. Mi hermana que vive en frente me golpeó la puerta y me dijo ‘sacá tus cosas’, pero sólo pude llevar mi documento”. Cuando llegó, en la vereda observó que la casa del vecino estaba en llamas y “pensé en los chiquitos que viven al lado, porque quedan solos cuando el papá sale a trabajar”. En ese momento vio a Fabián, estudiante de Biología quien alquilaba una habitación en la misma vivienda donde residía Marcos. “Él (por Fabián) junto al sereno sacaron a los nenes por la parte de atrás de la casa”. Para Marcos, “el fuego se inició en la casa de madera donde los cables eran viejos, suponemos que fue un cortocircuito”.





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