Señora Directora: Quizás desde la aparición del ser humano en este mundo se habla de ciertas conductas adictivas y que atentan contra su vida. Si analizamos detenidamente la existencia de una persona, a pesar de ser ciertamente relativa, la incógnita está en vivir sin pensar en el fin, que llegará inexorablemente en algún momento. Por eso justamente cada uno debería pensar qué pretende de su propia vida, qué previsiones debe tomar para alcanzar el máximo de edad para así llegar a la conclusión de que valió la pena cumplir con un plan ordenado en cuanto a su alimentación, sin caer en la tentación del suicidio “a cuenta gotas” como sucede con los que se pasan en el consumo de bebidas alcohólicas, del tabaco y con las sustancias que tienen una verdadera variedad a elección del consumidor.En la generalidad de los casos, nadie quiere morir, pero hay un gran porcentaje que busca inocentemente la manera de poner en jaque su propia vida y muchos recién reaccionan cuando el diagnóstico es terminante: “Queda poco tiempo para seguir respirando”.Y pensar que el ser humano se diferencia del resto de los seres vivientes por ser inteligente; pero de nada le sirve a quienes tienen miedo o mezquinan esa capacidad de razonar, de darse cuenta que lo malo daña y que la vida tiene límites, que por ello debemos ser conscientes en cuidarla para alcanzar una edad avanzada sin mayores problemas.No escapa a estos motivos de muerte prematura los accidentes por imprudencia, como lo que ahora la sociedad reclama y es la no ingesta de alcohol cuando se conduce un vehículo y, a pesar de que un cierto porcentaje se opone, se debe tomar en cuenta que ni los familiares ni las terceras personas perjudicadas, estarán en contra de la nueva medida aprobada.Desgraciadamente se suman los que toman la drástica determinación de quitarse la vida suicidándose en forma silenciosa y sin dar pistas de su decisión para la mayoría inexplicable.En conclusión, tal vez sea necesario insistir en los establecimientos escolares, con charlas y trabajos relacionados a estos problemas; también con el apoyo de los comunicadores sociales a través de la radio, la prensa escrita y la televisión, para que aumente la responsabilidad en los futuros protagonistas de una sociedad que sufre los efectos negativos impuestos por quienes no aman la vida, imponiendo el interés económico.





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