Señora Directora: Con interés leía días atrás la carta de un lector de Eldorado que opina sobre el maltrato y uso que se da a algunos animales, y aconseja, entre otras cosas, dejar de comer mortadela porque un 70% de ella es carne equina. Es llamativo de ese planteo porque nada dice de otros animales como vacas, ovejas, puercos, gallinas o peces –por mencionar sólo algunos- que son utilizados también como alimento de los humanos y en infinitas formas y presentaciones.Es como si hubiese animales de primera y de segunda. Son todos iguales y, aunque estoy de acuerdo con el respeto y el buen trato que se debe dar a estos, recuerdo también que en la naturaleza hay muchos de ellos, como los felinos, que son carnívoros y se comen a los de otras especies. E incluso entre los insectos los hay caníbales (arañas, grillos, mantis, etc.) que en general se fagocitan a sus parejas.Y qué decir de los grandes establecimientos de cría para la obtención de productos cárneos, donde, por su hacinamiento y sobrealimentación, se originaron algunos males humanos peligrosos como las fiebres aviar, porcina o la de “la vaca loca”. Sin contar los males que padecen los propios animales por ese pésimo trato que, otro ejemplo, en el caso de las gallinas ponedoras consiste en mantenerlas siempre despiertas así producen más huevos, aunque eso les reduzca el periodo de vida.Todo eso es resultado de la mano del hombre y debe ser tenido presente al recordarse el Día del Animal y no sólo el 29 de abril, sino todo el año.Amén que en el rubro gastronómico hay otras atrocidades que solemos ignorar: el tratamiento que se le da a patos y gansos para producir el paté de foie (pasta de hígado), foie gras (hígado graso), o algunos platos para “paladares exquisitos” que ponen al “manjar” vivo en agua hirviendo o sobre el fuego (caracoles, langosta de mar, por ejemplo) o se los come vivos y crudos como las ostras o sólo se toma una parte de él para desperdiciar el resto (ancas de rana, entre ellos).Si bien me parece poco loable y duramente condenable ese comportamiento, creo que es parte del juego natural de la vida, ya que el hombre como omnívoro –quizás, por adaptación, no por origen- se asume como dueño de la vida de todos los demás animales (él no deja de serlo, sólo un poco más evolucionado) y cumple aquella máxima del Martín Fierro de que “todo bicho que camina va a parar al asador”.Sé que es brutal este razonamiento, pero creo que el propósito del Día del Animal apunta particularmente a evitar el maltrato animal, sobre todo hacia aquellos con quienes convivimos, lo tenemos cerca o los utilizamos en el trabajo, y no al cambio de costumbres alimenticias. Éstas, por supuesto, en algunos casos deberían corregirse como en el caso de las ocas o del canibalismo forzado de las gallinas en los criaderos, pero aquí entra otro factor que no tiene Dios ni patria: la codicia del dinero y las ganancias desmedidas y a cualquier costo. Aunque en este caso también hay esclavos humanos que no se los come, pero se los explota a lo máximo…Es cierto que no es lo mismo un perro, que un gato o un caballo (entre muchos otros), pero la cultura juega un papel importante: en otros lugares del mundo también se come a estos animales como se respeta sin dudar la vida de las vacas.Creo que el propósito se aprender a respetarlos y saber cuidarlos, y si hay que sacrificarlos hacerlo limpiamente y sin maltrato.En general, ¡los salvajes somos nosotros!




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