Señora Directora: El asunto que me trae es el de los reductores de velocidad para los automóviles y vehículos, en general, que transitan por la Ruta Nacional 14. Una expendedora de combustibles local recolectó firmas para que en esa vía tan transitada se los coloque debido a que por razones varias hubo quienes pagaron con la vida por ellos. Un asunto muy delicado pues esta ruta pasa hoy por dentro de la zona urbana de San Vicente.Las prominencias colocadas sobre la cinta asfáltica con ese propósito son muy efectivas, pero rechazadas por los conductores de algunos vehículos, ya que esos “lomos de burro”, pueden dañar la estructura del vehículo en ciertas circunstancias.Se debería instalar indicadores de velocidad permitidos electrónicamente por lo menos desde el kilómetro 1.258 hasta el 1.265. Es decir buscar buscar la reducción de velocidad como fuere (lomos de burro o electrónicamente) en esos siete kilómetros.Destaco que las altas velocidades e impericias en la conducción se cobraron muchas vidas. Desgracias que tendríamos que evitar.La ecuación vial en este asunto tiene que estar presente. La familia, la escuela, la municipalidad y el conductor del rodado, son cuatro los responsables de estas irreparables pérdidas.





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