Al transitar por la calle Ayacucho de Montecarlo, no puede ser más llamativo ese anciano, casi tapado de papeles y anotaciones con una gran lámpara iluminando lo que escribe rodeado de una infinidad de objetos antiguos. Es Federico Plocher (84) en su Museo “Huellas del Pasado”.Si bien antes abría todos los días permitiendo que niños, turistas y todos los que quieran conocer la historia pudieran hacerlo sin costo alguno, ahora la edad ya no se lo permite y no puede abrir al público todos los días como quisiera, sin embargo, muy a menudo lo hace.Empezó en el año 1971 con las anotaciones referidas a las colonias, con los primeros apellidos de los pioneros y demás datos que se recogieron en un libro que ya fue publicado. Pero hay mucha información que falta descubrir, datos por cruzar e historias que escribir para unir el rompecabezas de los primeros pasos de esta localidad según contó don Federico a PRIMERA EDICIÓN, quien además confirmó que próximamente va a realizar una exposición con objetos hallados que pertenecen a la región desde antes de que llegaran los colonos en 1920.Nacido en Montecarlo, fue testigo de la evolución de la localidad, experiencia que volcó en un entretenimiento que resulta en un beneficio para toda la comunidad y lo será también para las generaciones futuras.“La principal producción era el tabaco, que los colonos transportaban con carros tirados por bueyes o caballos, de los que había unos 500 en la colonia ya que cada familia necesitaba uno para poder trabajar. La mayoría debía las tierras que trabajaba y tenía varios años para pagar las cuotas mensuales, necesitaban trabajar mucho”, explica mientras señala una yunta de la época exhibida en la pared. “Todas las comodidades con las que contamos hoy no se comparan con la adversidad con la que tuvieron que lidiar los pioneros, cuando estaba todo por hacerse, cuando si querías tomar leche no ibas al mercado a comprar, sino que tenías que tener tu propia vaca lechera, y así con todos los alimentos, cada familia tenía que producir lo que consumía”, destalla entre historias que en parte relata y en parte muestra ante miles de testigos de esos años sufridos.El museo se encuentra en un salón de ochenta metros cuadrados completamente lleno de todos los tipos de objetos de la historia colonizadora, pre colonizadora y hasta la historia reciente. Libros, paquetes de yerba, muebles, fotos, ropas, herramientas, utensilios, notas de diarios, y todo lo que uno se pueda imaginar, como lo que no se imagine, todo está en este lugar único donde se puede, en un simple recorrido, conocer cómo vivían los que iniciaron esta comunidad.La mayoría de las reliquias son donaciones de los vecinos que han confiado en su trabajo para su conservación. Aunque algunos también lo vieron como una mejor opción en lugar de tirarlos a la basura, porque no todos saben entender el valor que tiene la historia para una sociedad. “Sigo trabajando, queriendo lo mejor para este paraíso que es el lugar en el que vivimos, que es nuestra provincia. Y ahora estoy preparando una exposición de objetos hallados que son de antes de la colonización. Porque antes de la colonia estuvieron los pueblos originarios, los jesuitas, el obraje, y de esa época también hay una historia, pronto voy a exponer algo referido a esto”, explicó Plocher.





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