“Habitualmente creemos que podemos hacer muchas cosas diferentes simultáneamente, pero en realidad lo que ocurre en nuestro cerebro es que vamos rotando la atención rápidamente de un objetivo al otro. Y en este proceder automático es cuando solemos cometer errores o promover ciertas disfunciones o trastornos”, prioriza el doctor Gustavo Vázquez, médico psiquiatra, coordinador del área de Neurociencias de la Universidad de Palermo. El multitasking suele ser contagioso y se aprende por modelado. De la misma manera que las PC, los teléfonos y otros dispositivos modernos que facilitan la practicidad y nos ayudan a ahorrar tiempo, somos una especie de multiprocesadoras. Hay varias alternativas para darnos un respiro. Lo fundamental es detenerse, respirar, analizar prioridades, disfrutar.





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