Sivananda decía: “Una onza de práctica vale más que una tonelada de teoría”. Médico y director de hospital que, en la primera mitad del Siglo XX, se volcó al servicio de los más necesitados y enseñaba a la gente cómo mantenerse fuerte y saludable con la práctica de posturas, respiración consciente y ejercicios específicos del Yoga. Hombre sabio, espiritual y emprendedor, supo difundir esta práctica por el mundo entero con sus escritos, en los que leemos: “Yoga es un sistema perfectamente práctico de auto-cultura. Usted logra un desarrollo armonioso de cuerpo, mente, intelecto y alma por medio de su práctica. Es ésta una ciencia exacta.”Y es una práctica aún en su forma más elevada, el Raja Yoga, el de la autorrealización, de la reunión (Yoga significa unión) con nuestro Ser Real, “porque es un proceso de experiencias para desvelar la íntima unión de Espíritu y Materia. Es sincronizar el microcosmos (nosotros) con el macrocosmos (el Universo)”, como decía Indra Devi, lo que deviene en salud y bienestar, claridad mental y paz interior. Y esto no es teoría. Es práctica constante, en la meditación recoleta y en la vida cotidiana. Porque esta disciplina milenaria inagotable conforma una filosofía práctica de vida que se revela permanentemente.Y de esa forma elevada que mencionamos es parte inicial el Hatha Yoga, el que más se ha difundido en Occidente, el que nos es familiar, el de las posturas, la concentración, la relajación, el sereno vigor, la sana energía; el de la fortaleza y la calma, la flexibilidad y el equilibrado funcionamiento de todos nuestros sistemas. Y Hatha Yoga es todo práctica, es atención plena, en el presente, en mi centro, por medio “de la respiración profunda, rítmica, que fluye serenamente; el trabajo postural apropiado y la relajación completa”, además de brindar orientación sobre los hábitos de todos los días como la higiene, el “comer sabiamente” y otros aspectos, de los que nos ocuparemos en próximas publicaciones. Al comienzo “te parecerán difíciles algunas posturas, pero si sigues con paciencia, perseverancia y método las instrucciones, lograrás aprender mucho más de lo que imaginas y en menos tiempo del que suponías”, decía la mencionada maestra. Porque al Yoga hay que sentirlo, hay que disfrutarlo. En él todo es práctica, todo es vivencia: “la relajación es un arte, la respiración una ciencia y la acción sobre la mente y el organismo un medio para armonizar cuerpo, mente y espíritu.”En la hora del ahora, en la hora de Yoga, en la colchoneta, mientras vamos desarrollando la práctica, surge la comprensión “empírica” de la unidad (Yoga) de lo físico, mental y espiritual, es decir, del Ser que somos. Namasté.Colabora: Ana LabordeProfesora de Yoga [email protected]




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