El 4 de noviembre del 2015, nueve días antes de los atentados que causaron 130 muertos en París, varios líderes del Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) fueron convocados en la ciudad siria de Tabqah para decidir “el siguiente paso” de la organización. El objetivo: sembrar el caos en Europa, reactivando las células “durmientes” y aprovechando el regreso a sus países de origen de hasta 200 yihadistas que esperaban órdenes para poder actuar.Según reveló el periódico The Guardian, citando a dos militantes del IS que tuvieron acceso a lo que se debatió en esa reunión, Bélgica quedó señalada como un objetivo “fácil”, en contraste con el Reino Unido (“el país más difícil de acceder”). España también fue mencionada pero no tanto como el resto. El “resto” son también Francia, Alemania e Italia, en el disparadero del grupo terrorista, que ha respondido al creciente acoso en su propio terreno (el “califato” ha perdido el 30% de su territorio desde el 2014 y se enfrenta a la ofensiva que ya le arrebató Palmira y avanza sobre Mosul) con una expansión en lugares tan dispares como la península de Sinaí en Egipto, Libia, Yemen, Malasia e Indonesia.Golpe al corazón de EuropaPero la mirilla está puesta especialmente en el corazón de Europa. En la reunión de Tabqah, según revela The Guardian, no sólo se habló de los objetivos predilectos y de los más “fáciles”, sino de “las sociedades que más fácilmente se derrumbarían” ante la estrategia del terror. Y también de la presión que la ofensiva terrorista podría ejercer sobre “la arquitectura de Europa”, de la Unión Europea a la Otan (de ahí la importancia estratégica de golpear Bruselas).En el cónclave estratégico se habló de dar prioridad a la influencia del IS en “las poblaciones” sobre “la geografía”, en una aceptación implícita de que las “fronteras” del “califato” no podrán defenderse por mucho más tiempo ante el bombardeo sistemático de las fuerzas aéreas de 14 países.En la reunión se habló también del potencial de “la próxima generación de la yihad”, integrada por 25.000 “combatientes” que han pasado por Siria e Irak. Las informaciones en este sentido coinciden con la información que obra en poder de la Oficina Europea de Policía (Europol) sobre la metamorfosis del Estado Islámico.Nueva estrategia agresiva Según ha reconocido a la BBC Rob Wainwright, director de la Europol, la “nueva estrategia agresiva” del IS está centrada principalmente en Francia y Bélgica, pero extendida a otros países europeos y a una escala mayor de lo que se sospechaba. “Estamos preocupados por el alcance de la red que estamos descubriendo, que está más extendida de lo que nos temíamos inicialmente y que puede estar integrada por al menos 5.000 sospechosos de terrorismo”, declaró Wainwright.El corazón de la red estaría integrada por yihadistas que han entrenado y combatido en Siria e Irak y que han regresado a sus países de origen, aprovechando en gran parte el caos creado en el último año por el éxodo de refugiados. Según el director de la Europol, el uso de internet como herramienta para radicalizar y reclutar jóvenes combatientes ha facilitado el crecimiento de células más o menos difusas y no necesariamente conectadas en varios países europeos.“El riesgo de atentado es el mayor de la década y tenemos que redoblar nuestros esfuerzos”, aseguró Wainwright. “Estamos ante auténticos equipos de gente bien entrenada, con capacidad para planear y ejecutar “multiataques” simultáneos y causar un elevado número de víctimas”.Según revela la agencia AP, citando a fuente de inteligencia europeas e iraquíes, el IS podría haber entrenado específicamente a un miniejército de 400 yihadistas para “combatir” en Europa. El plan consistiría en la creación de células “interconectadas”, como las que perpetraron los atentados en París y Bruselas, con órdenes específicas para elegir “el momento, el lugar y el método” para conseguir un mayor impacto.“La diferencia estriba en que en el 2014, los yihadistas del IS recibían apenas dos semanas de entrenamiento”, aseguran las fuentes citadas por AP. “Ahora la estrategia ha cambiado: se han creado unidades especiales y el entrenamiento es más largo”. “El objetivo no es ya lograr el mayor número de víctimas, sino poner en marcha el mayor número de operaciones terroristas posibles, de manera que el “enemigo” se vea forzado a gastar más dinero y más recursos humanos”, asegura el experto de seguridad europeo citado por AP, que no revela su nombre. “Lo que prima ahora es el ritmo de las operaciones”.La ultraderecha entra en escena Había sido bautizada como la “manifestación contra el miedo” y su objetivo era inundar este domingo de gente las calles de Bruselas para demostrar que la ciudad no se deja intimidar por el terrorismo tras los atentados del pasado martes. Sin embargo, las autoridades belgas sí que tienen miedo. Mucho miedo. Tanto que hicieron un llamamiento a la gente para que no acudiese a esa concentración. Finalmente, la marcha se vio reconvertida en una concentración pacífica que se ha visto interrumpida por manifestantes de ultraderecha, que fueron dispersados por la policía.“Estoy escandalizado por lo que ha pasado, constatar que esos sinvergüenzas, que tienen a los nazis como referencia, vienen a provocar a los bruselenses en los lugares de su homenaje… Es una vergüenza para el país”, lamentaba el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur. La policía detuvo a una decena de personas. Antes de la interrupción de los radicales, varios cientos de personas se concentraron en la Plaza de la Bolsa para mostrar su repulsa a la barbarie terrorista que sacudió Bruselas.El imam Essan Secundar, que ejerce en una de las mezquitas de Bruselas, pronunció un discurso a los pies del Edificio de la Bolsa. “Estos ataques son inhumanos y atentan contra toda religión y contra la fe musulmana”, afirmó condenando la masacre. “Los musulmanes no debemos permanecer callados, debemos salir a las calles para mostrar nuestra repulsa por lo ocurrido”.Pero la escena de armonía se quebró cuando irrumpió un grupo de radicales de ultraderecha con gritos contra los musulmanes. "¡Quédense en sus casas!”, “cómplices terroristas”, clamaban unos 300 manifestantes ultranacionalistas, que se presentaban como “hooligans” o “patriotas”.





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