Tras padecer la falta del vital líquido por cuatro días, la Cooperativa de Agua Potable y Otros Servicios de Santo Pipó Limitada adquirió la bomba de 40HP para reemplazar al equipo que sufrió una avería durante la jornada del viernes. El lunes se concretaron las gestiones y, tras recibir el reemplazo, comenzaron las tareas de puesta en marcha del nuevo equipamiento, según lo adelantó la intendenta, Mabel Cáceres. "Es que la bomba se quemó y no estábamos consiguiendo en la provincia", explicó.Indicó que desde la entidad hace mucho pretenden comprar una para tener de repuesto pero “debido a la situación económica y a que no había cuando la pidieron, se fue postergando. Ahora ante la circunstancia, se hizo la compra”.Según la jefa comunal, mientras tanto, los Bomberos de la comisaría local “nos estuvieron dando una mano y acercando el líquido para las necesidades básicas y la higiene personal. Hoy (por el lunes) tuvimos que suspender las clases en dos escuelas (la Nº 140 y la comercio Nº 7) que se alimentan de manera directa y no tenían una sola gota de agua. No ocurrió lo mismo con la Nº 214 porque tiene provisión de agua de perforación. En el tema de la asistencia solamente se contempló la situación de los chicos que por esta situación no tuvieran para la higiene personal”. Además, se estuvo trabajando desde una perforación que está ubicada en la zona centro de la localidad y que no se utilizaba. Para esta emergencia se puso en funcionamiento ese pozo que, aunque llega solo a una zona limitada, sirvió para proveer a las canillas públicas. En esa tarea también colaboraron los Bomberos.Cáceres comentó que se estudia la posibilidad de instalar una nueva toma en el río Paraná, lo que sería la solución de fondo porque “cuando hay sequías pronunciadas nos afecta porque disminuye el caudal del Ñacanguazú -donde existe una pequeña presa- pero también nos perjudica cuando se producen las grandes crecidas. Para eso habría que hacer una tarea de fondo. Desde el año pasado venimos trabajando con ese proyecto para poder dar una solución definitiva y por varios años a la localidad. El tema era salir del paso ahora”. Son siete los kilómetros que separan al río de la ciudad, y es la misma distancia la que existe entre el arroyo Ñacanguazú y el casco céntrico. “Es una lástima que desde un primer momento no se hizo la toma en el Paraná aunque desconozco cuales fueron los criterios utilizados en ese momento para dar ese paso”, agregó.





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