A veces los problemas de pareja son tan tontos que nos llevan a la separación. Sí, lamentablemente, las mujeres somos a veces demasiado juzgadoras y reclamadoras, pero pocas veces aplicamos en nosotros lo que pedimos a nuestra pareja. Una de las recomendaciones para evitar caer en la trampa de querer cambiar a nuestra pareja es por ejemplo ocupando nuestro rol: somos su mujer, su pareja (con todo lo que esto implica y lo que no). Si todos los días le decís: “¿Tomaste el remedio?”, no sos la solución, sino el bastón (o, en una versión más elaborada, la mamá). Evitá decirle “mirá que yo no soy tu mamá” o “no soy tu ex” porque lo que estás haciendo es convocarlas más que exorcizarlas.Luego, algo que tenemos la obligación de hacer es nuestro trabajo personal: no podés obligarlo a que vaya a terapia, empiece a meditar o haga constelaciones familiares, lo que sí podés hacer es aplicarlo en vos sin esperar nada más que tus propios cambios. ¡Armá tu vida!




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