El acuerdo alcanzado en un tribunal de Nagasaki estipula que Tokio acepta la compensación demandada por Willy Buchel, de 95 años, por la angustia mental que padeció al no recibir el tratamiento médico gratuito que sí disfrutaban los supervivientes japoneses de la bomba.El acuerdo es el primero firmado entre Japón y un antiguo prisionero que fue expuesto a la radiación de la bomba nuclear.Buchel estaba en la cárcel el 9 de agosto de 1945, cuando la bomba nuclear estadounidense devastó la ciudad, y cinco años después regresó a Holanda.En la demanda explica que ha sufrido durante su vida grandes dolores por la radiación recibida aquel día sin recibir los servicios médicos que la ley japonesa estipula para los supervivientes.Buchel recibió en 2014 el certificado de hibakusha o superviviente nuclear y un año después presentó su demanda judicial.Tokio tiene censados hoy a más de 183.000 hibakusha y al 1 % de ellos les reconoce dolencias relacionadas con la radiación de las bombas.El Gobierno japonés aprobó una ley en 1957 por la que daba servicios médicos gratuitos a los hibakusha, pero otra ley aprobada en 1974 detenía esos pagos a los que dejaran el país. Los supervivientes extranjeros reclamaron entonces el mismo trato que los locales.En el centro de las protestas estaban los coreanos, miles de los cuales trabajaban como esclavos en Hiroshima y Nagasaki cuando cayeron las bombas.Tokio aceptó en 2003 dar servicios médicos también a los hibakusha que vivían en el extranjero.





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