“Yo soy padre y creo que cualquier padre al saber que sus hijos están en peligro reaccionaría. Yo lo hice instintivamente, no pensé mucho, yo creo que si no lo hubiese detenido a ese delincuente le hubiesen disparado a mis hijos o a mí. Dios estuvo conmigo en todo momento”.El dramático relato pertenece a Javier Gutiérrez, propietario de una importarte vinoteca de Puerto Iguazú, que describió el hecho en el que fue atacado por dos delincuentes que ingresaron a su vivienda, tomaron de rehenes a sus dos hijos y a una de las empleadas a quienes amenazaron con armas de fuego en un intento de robo.El comerciante se enfrentó a golpes de puños con los delincuentes, logró esquivar un disparo y reducir a uno de ellos. El otro, al ver que era cercado, escapó corriendo y cubrió su fuga a tiros, una de las detonaciones estuvo a 40 centímetros de herir la cara de uno de sus hijos. Javier Gutiérrez, de 45 años y exoficial de gendarmería, sufrió diversos rasguñones y golpes. Pero, con admirable valor defendió a su familia de dos peligrosos sujetos, quienes permanecen detenidos. Una mañana infernalEn diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Gutiérrez, relató que minutos antes del intento de robo se encontraba trabajando en la vinoteca de la cual es propietario, ubicada sobre avenida Hipólito Irigoyen. Estaba a un par de kilómetros de su casa cuando sonó el teléfono. “Era mi suegra. Me avisó que le había llamado la empleada de casa para pedir ayuda porque habían ingresado a robar, dos hombres armados. Yo soy comerciante y tengo el negocio no muy lejos de casa”.La vivienda de Gutiérrez se encuentra en zona de Granjas, un sector residencial de la localidad de Puerto Iguazú. El hombre, al conocer el alerta subió a su coche y marchó rumbo a su hogar, lo acompañó un empleado. “Dejé el auto estacionado en el portón y vi que destruyeron una de las puertas. Cuando ingresé me encontré de frente con uno de los delincuentes que me apuntó con un arma, una nueve milímetros”.Fueron segundos de intensa tensión que esperaban una decisión rápida y la dio Gutiérrez. “Instintivamente, sin pensarlo mucho y sabiendo que la intención del delincuente era dispararme, le aseguré con una mano la muñeca para que la pistola no vaya en dirección a mi y lo empuje, para desestabilizarlo. Quería quitarle el arma para que no me mate o hiera. Fue un momento de adrenalina y sabés que tu familia está en peligro. En ese momento, no sabía dónde estaban mis hijos. Los tenían en otra parte de la casa con la empleada, pero no sabía bien dónde ni cómo estaban”.Mucha violenciaLa reacción de Gutiérrez fue, como él mismo señala, instintiva. Primero buscó evitar que el sujeto lo dispare. Luego, le quitó el arma. “En ese momento el delincuente ejecutó un disparo. Fue durante el forcejeo y cayó. Yo comienzo a golpearlo y logro desarmarlo. El delincuente quería escapar, cayeron unos cuadros, hubo mucha sangre porque se cortó. Fue una situación de mucha violencia. Pude dominarlo por medio de golpes, y evité que se escape ya que la puerta estaba abierta. Además la gente de mi comercio había llamado a la Policía, ni bien salí del negocio”.En el otro lado de la casa, los hijos de Gutiérrez eran encañonados y maltratados por el otro ladrón. “Maltratados por un delincuente que le exigía que les diga dónde estaba el dinero y los objetos de valor”.Pero cuando se escuchó la detonación del disparo, el cómplice abandonó a las víctimas y huyó “Atravesó pasillos y corredores. Entró a un living y rompió una ventana. Cuando se esta escapando, da un disparo que perfora una ventana, a 40 centímetros de donde estaba mi hijo, parado ahí, casi le dan un tiro. Y se escapó”.Rápido despliegue y detenciones La Policía llegó rápido y detuvieron a Diego Orlando B. (27). “Lo detuvieron al sujeto que controlamos y se lo llevaron. Fue una mañana infernal la que pasamos en Iguazú el miércoles, agradezco el accionar de la Policía de Misiones.Lo que resta es que la Justicia obre de la manera que debe obrar, guardado por buen tiempo a estos malvivientes. Y según escuché eran buscados porque serían autores de otros atracos y robos a mano armada”. El otro delincuente logró escapar con una billetera donde habían 600 dólares. Sin embargo, horas más tarde, cerca de las 18 del miércoles, detuvieron a Ángel B. (28) y se llevaron a cabo allanamientos, tanto en el domicilio de los detenidos como también en otras viviendas cercanas. En uno de los sitios allanados se secuestró una Honda Biz negra, y en otro inmueble una remera blanca que guardaría relación con el hecho denunciado.“Fue casi una tragedia”“Iguazú ya no es lo mismo que era antes” aseguró Gutiérrez. Y agregó “hay bandas bastante organizadas que hacen atracos con armas de fuego. Pudieron haber asesinado a uno de mis hijos o a mi, la hemos sacado bastante barata”.Durante su relato, el comerciante indicó que los dos delincuentes estaban fuertemente armados y con los rostros tapados. En medio del atraco, efectuaron dos tiros; “uno cuando lo enfrenté al ladrón. Y el otro, cuando huía el cómplice, tratando de que nadie lo siga. Disparó y el tiro ingresó a mi casa y quedó a 40 centímetros del rostro de mi hijo”. La reacción espontánea y valiente de Gutiérrez salvó a su familia. Sin embargo, el hombre reflexionó “recién me doy cuenta de las consecuencias probables y posibles que podía haber pasado. Físicamente tengo algunos rasguños, son propios de la defensa y el intento de detener al delincuente, que no se escape. Con gente con armas cargadas vaya uno a saber qué hubiese pasado, podríamos estar lamentando una tragedia. Yo no estaba armado, pero un padre reaccionaría si sabe que sus hijos están en peligro”.




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